Diario Córdoba

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Entre líneas

Juan M. Niza *

Ciencia ficción, no un cuento chino

Este género puede que no sepa predecir el futuro, pero permite interpretar perfectamente la realidad

Una película que he visto recientemente me ha ilustrado más que cualquier sesudo análisis en prensa o TV sobre el mundo que se nos echa encima, con China como superpotencia y crisis continuas que nos marcarán el día a día: inflación, la energía, la lucha por los recursos... ‘La Tierra errante’ es como se llama ese, para mí, primer filme de ciencia ficción china, donde todo es a lo bestia. Pero «a lo bestia» según se entiende en China. O sea... inabarcablemente «bestia». La peli ya parte de media humanidad muerta a la primera de cambio, ciento de millones de fiambres más en cuanto uno se descuida (cómo se nota que en ese país hay población de sobra) y con un proyecto en plan Gran Muralla intergaláctico de China para salvar la humanidad (por cierto, con un íntimo amigo del protagonista de origen ruso) y mover todo el planeta a una estrella cercana pasando por Júpiter. ¡Con un par de raciones de arroz tres delicias y un rollo de primavera!

¿Y por qué me preocupa una película futurista china? Pues porque los buenos amantes de la ciencia ficción puede que no sepan predecir el futuro, pero este género les permite interpretar perfectamente la actualidad.

Es una constante desde Julio Verne y su faceta de ‘profeta’ de nuestra tecnificada sociedad hasta George Lucas y ‘La Guerra de las Galaxias’, pasando por H. G. Wells, George Orwell, Isaac Asimov, Arthur C. Clarke, Frank Herbert (‘Dune’) o Ray Bradbury (‘Fahrenheit 451’), hablando de un mundo donde los libros molestan... Incluso cuando cayó el telón de acero pudimos redescubrir autores de ciencia ficción rusos, polacos, húngaros o checos también geniales... Ellos ya estaban en ‘otra galaxia’, e imaginaban mejor que en Occidente cómo sobrevivir en un futuro con naves hechas una piltrafa, autoridades burocráticas estúpidas y todo un universo de vodka y resignación. Impagables esos ‘Relatos del Piloto Pirx’, del polaco Stanislaw Lem.

A un servidor, sin embargo, le marcó ‘Star Trek’, que en plena Guerra Fría contaba con un equipo donde luchaban leal y eficazmente juntos por la humanidad americanos, un ruso, otro chino, un vulcano y... ¡Más raro que un extraterrestre! ¡Una teniente mujer, y además negra! Todo ello cuando por entonces en Arkansas, por ejemplo, se quería linchar a estudiantes de color solo por querer ir al instituto. Era la teniente Uhura, la actriz Nichelle Nichols, fallecida el pasado lunes. ¿Saben que Martin Luther King pidió personalmente a la actriz que continuara en su profético papel de una mujer negra con mando por lo que significaba en su época? Otra relevante anécdota: fue la primera mujer que protagonizó un beso interracial en la TV norteamericana. Desde 2012, una universidad croata y otra norteamericana tienen una asignatura sobre ‘Star Trek’ por su análisis de los fantasmas políticos, esperanzas y temores presentes.

Así que, y volviendo a la peli ‘La Tierra Errante’, comprenderán mi inquietud. Tiene más despliegue de efectos especiales que todo Hollywood desde que Cecil B. DeMille le abrió el Mar Muerto a Charlton Heston hasta que Luke Skywalker jubile su espada láser. Pero con un infinito sufrimiento añadido, con muertos a miles de millones y sin un rescoldo de humor o amor. Todo dolor, sacrificio y sin esperanza de recompensa alguna personal o social ni aún triunfando, muy de acuerdo con la narrativa oriental épica y algo que, por cierto, siempre ha estado presente en la literatura y el cine ruso... ¡Por Dios! Toda esa gente... ¿Cuándo disfruta? Y asusta esa ciencia ficción rusa y china porque te cuentan cómo plantean un mundo presente, el de un planeta en donde cada vez tiene menos cabida el saludo ‘treki’: «Paz y prosperidad».

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