Diario Córdoba

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Alberto Díaz-Villaseñor

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Alberto Díaz-Villaseñor

Los mismos problemas

Cuando un problema aparece, reaparece, surge y resurge una y otra vez, con las mismas características, es decir, sin que su reaparición se deba a nuevos parámetros que era imposible prever, sino que su afloramiento contempla exactamente las mismas condiciones que lo hicieron patente la primera vez y la segunda, y todas las veces sucesivas, entonces no tenemos un problema, tenemos dos: el problema en sí y también quienes debieron resolverlo desde el principio. En España hay problemas que vuelven sin solución de continuidad y con las mismas características. Cuando se avecina una sequía de larga duración, nos damos cuenta de que no se hizo nada para solucionarla en las veces anteriores: no se coordinaron recursos, no se limpiaron cauces para aumentar la capacidad de los embalses, no se cuidaron los sondeos que alguna vez funcionaron, no se trabajó en trasvases entre cuencas.

Cuando se presentan incendios voraces que, verano tras verano, arrasan bosques irreemplazables, nos damos cuenta de que en pocas ocasiones se limpiaron los terrenos en su momento, ni se mejoraron los cortafuegos, ni se mejoraron las medidas de combate, o no suficientemente. Cuando se presentan pandemias, nos damos cuenta de que se desmanteló de manera canallesca un sistema sanitario que fue modelo y admiración, que los mejores sanitarios emigran por la precariedad en el empleo y los bajos sueldos, que los presupuestos se recortaron para atender gilipolleces que al ciudadano le importan un pito. Cuando uno sale por España de vez en cuando, nos damos cuenta del lamentable estado de muchas calzadas de carreteras y autovías, sobre todo en el sur y otras regiones no nacionalistas (la A-4 de Bailén hasta casi Santa Elena, y desde Córdoba hasta Andújar, con raros tramos excepcionales, son una porquería, por poner un ejemplo). Y así podríamos seguir. Es decir, tenemos dos problemas, como decía: cada problema en sí y la cuadrilla de responsables, normalmente políticos, que deberían dedicarse a emplear los recursos públicos en solucionarlos para que no reaparezcan iguales. Pero se dedican a inventar otros nuevos, con sus consiguientes derroches incalificables.

* Escritor | @ADiazVillasenor

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