Diario Córdoba

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Miguel Santiago Losada

Análisis de los resultados entre ricos y pobres

La abstención es muy alta en los barrios empobrecidos y muy baja en los de más poder adquisitivo

Es importante analizar cuál ha sido el comportamiento electoral entre los barrios con mayor diferencia en renta de nuestra ciudad. Por una parte, me he centrado en el devenir del voto en los barrios cordobeses con menor renta, los que padecen una mayor vulnerabilidad y empobrecimiento social: Palmeras, Moreras, entorno de la calle Torremolinos y Guadalquivir; por otra, algunos de las zonas que gozan de una mayor renta como Vallellano, Vista Alegre, Centro y Brillante. Esta diferencia se traduce en cerca de 23.000 euros por hogar entre ambas tipologías de barrios, según la Agencia Tributaria. Precisamente los barrios con mayor pobreza y exclusión social de Córdoba se encuentran en el ranking de los quince más pobres del Estado español, según los Indicadores Urbanos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2022.

El primer parámetro ha sido la abstención (en Córdoba ha alcanzado el 41.64%) cuyo comportamiento es muy desigual entre ambos tipos de zonas urbanas. Es muy alta en los barrios más empobrecidos y muy baja en los sectores más ricos, alrededor de un 70% y un 23%, respectivamente. Indica el grado de frustración y postración de la población más pobre y vulnerable con respecto a la más rica y empoderada. Una población que sigue sufriendo la desigualdad social en un Estado Social y Democrático de Derecho que después de más de cuarenta años sigue sin subsanar su principal asignatura pendiente: las altas cifras de empobrecimiento y exclusión social.

El segundo factor a analizar, teniendo como fuente los datos ofrecidos por la Junta de Andalucía, es el voto obtenido entre los partidos conservadores y de extrema derecha y los que se sitúan en el ámbito de los llamados progresistas, PSOE y los ubicados a su izquierda. En los barrios con mayor renta el voto obtenido se distribuye entre más del 80% para los partidos del arco de las derechas y apenas un 14% consigue la horquilla de los situados a la izquierda, personas que miran más allá de su frontera del bienestar. Sin embargo, en los barrios con mayor pobreza y vulnerabilidad los porcentajes no son tan extremos, alcanzando un 39% y alrededor del 54%, respectivamente. Sin duda, la población más acomodada vota contundentemente a los partidos que mantienen su estatus social. No en vano, por poner un ejemplo, en las campañas electorales siempre se habla de bajar los impuestos, lo que favorece claramente a estas capas de la sociedad. Sin embargo, es muy significativo que, entre la población empobrecida, cuatro de cada diez personas voten a partidos cuyas políticas están lejos de favorecerles. Es como si esperasen un milagro del espectro político que más los constriñe en su pobreza. De los 15 barrios con menor renta por habitante de todo el país, 11 se encuentran en las ciudades andaluzas. Por sí solo, ese dato sería lo suficientemente demoledor para considerar que el Gobierno de Moreno Bonilla ha fracasado en ese supuesto avance de Andalucía. Según el Informe Foessa de Cáritas, la población en situación de exclusión social en Andalucía se sitúa por encima de los dos millones de personas, de las que más de un millón padecen de exclusión severa, cifra que ha aumentado siete puntos durante el mandato de Moreno Bonilla.

Un tercer dato a tener en cuenta es el comportamiento de voto que ha obtenido el partido de la extrema derecha, Vox. En los barrios de mayor renta o más enriquecidos ha bajado el porcentaje del voto aproximadamente un 3%, mientras que en los barrios más desfavorecidos ha aumentado algo más del 8% de media. Un partido cuyo discurso dominante consiste en estigmatizar y denigrar a la población más excluida y empobrecida, sobre todo de origen migrante, auspiciando la guerra entre pobres, entre los últimos y los penúltimos, sin mostrar ningún tipo de políticas que ayuden a aliviar dichas situaciones.

La salida está en bajar a la calle, hacer mucha pedagogía y anteponer los intereses de la población, sobre todo más vulnerable, de los meramente partidistas, construyendo desde abajo una base social sólida que actúe contra la desvertebración social que padece Andalucía para luchar contra su dependencia económica, su alienación cultural y su subordinación política. No podemos esperar que el zorro guarde las gallinas.

*Profesor y escritor

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