Diario Córdoba

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Miren Uruburu

LA RUEDA

Miren Uruburu

¿Quiénes son ‘los de fuera’?

Cada vez que se convoca una oposición, vuelve a sonar la misma música en los pasillos de los centros de enseñanza: «¿Y por qué pueden venir aquí ‘los de fuera’ y nosotros no podemos ir a Galicia, por ejemplo?». Vamos a ver: ¿Quiénes son (somos) ‘los de fuera’? ¿Los que nacieron en una parte de España pero, por circunstancias, ahora viven en otra? ¿Los que viven donde nacieron, pero cuyos padres en su día llegaron de otro lugar? ¿Los que viven donde nacieron, pero, tras una temporada «fuera», retornaron? Definan, si pueden, en pleno siglo XXI, qué es ser de fuera y qué es ser de dentro. Porque resulta paradójico que aquellos que defienden que la puerta de España debe estar abierta para todos sean los mismos que nos tratan como extranjeros en nuestra propia patria cuando ganamos una plaza a pulso (tribunales mediante, que también los hemos sufrido). Esto hace tiempo que tiene visos de demagogia y hasta me atrevo a decir que de xenofobia.

¿Están dispuestos a cruzar Despeñaperros? Porque una vez más resulta paradójico y, en este caso, hilarante que aquellos que nos acusan a «los de fuera» de robar las plazas a «los de dentro» sean los mismos que se quejan continuamente de no poder trabajar en «su» provincia, a ser posible en «su» localidad y, ya de paso, en «su» calle. Oiga, si usted quiere pasar toda la vida sin moverse del que considera «su» pueblo, no quiere decir que los demás no tengamos derecho a circular libremente por donde nos plazca, siempre y cuando, repito, ganemos nuestra plaza por méritos propios.

Relacionada con todo esto está la cuestión del «idioma», motivo de guerras y odios a lo largo de la historia. Y de nuevo suena la misma cantinela: «Es que ‘los de fuera’ pueden venir a ‘mi’ tierra y yo no puedo ir a la ‘suya’ porque no sé ‘su’ lengua». Está claro que los programas de planificación lingüística en las zonas bilingües merecen una revisión continua y que no se debe obligar a las personas a aprender un idioma a salto de mata, pero, si los ucranianos, entre otros, son capaces de aprender español (que nada tiene que ver con su lengua nativa) por mera supervivencia, ¿ustedes no serían capaces de aprender una lengua parecida a la suya por placer y en un período de tiempo aceptable? El problema, creo yo, es que no quieren moverse y, por ello, censuran a los que sí lo hacemos.

Les recomiendo que lo hagan: prueben a mudarse a la calle de al lado y estudien lenguas, pues es uno de los ejercicios culturales más gratificantes que hay. Tal vez así descubran una ventana con vistas a un nuevo mundo: más diverso, enriquecedor y tolerante. Pero, sobre todo, dejen vivir en paz a los de fuera, a los de dentro y a los de todas partes.

** Lingüista

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