Diario Córdoba

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Mercedes Mayo

ELECCIONES 19J

Mercedes Mayo

Hay partido...

¿Qué ha sido del cambio prometido para Andalucía?

Hay partido... Y dilatada experiencia del socialismo más auténtico (el que tiene como señas de identidad, las mejores y más avanzadas políticas sociales) para cambiar el signo de las encuestas.

Y es que nadie en Andalucía en 2018, como ahora parece suceder en 2022, podía imaginar que los resultados electorales arrojasen la posibilidad de un cambio de gobierno. Pero se puede, y basta hacer un ejercicio de memoria.

El candidato del PP a la presidencia del Gobierno andaluz en 2018 era un completo desconocido en esta tierra, que ni siquiera contaba con el apoyo del entonces presidente de su propio partido, Pablo Casado, ni de muchos de los que ahora le siguen con fervor, porque se había posicionado con la perdedora de las primarias del PP, Soraya Sáenz de Santamaría.

Además, en 2018, el PP había acentuado su cuesta abajo tras la demoledora sentencia del caso Gurtel, que certificaba la existencia de una caja b en el PP, «una estructura contable paralela a la oficial», nutrida con donaciones a cambio de adjudicaciones de contratos públicos.

Pero lo cierto es que, aun en contra de los sondeos electorales de aquel entonces, el Gobierno andaluz cambió de manos, aunque nadie lo esperaba. Un verdadero regalo para el PP poder gobernar con tan solo 26 diputados.

Y lo hizo, más que por los méritos de la derecha, por la decepción y, por qué no decirlo, por el hartazgo del voto progresista y de izquierdas (pérdida de más de 400.000 votantes) ante una deriva del socialismo andaluz de corte susanista, entregada por aquel entonces a Rajoy frente a Pedro Sánchez, a quien puso toda clase de trampas desde 2016 para derrocarle con el objetivo de sucederle al frente del partido, y también, por qué no admitirlo, por el lamentable caso de los ERE. De aquellos polvos, estos lodos.

PP y Cs pudieron formar fácilmente gobierno en Andalucía con el apoyo de Vox, obsesionado con temas que nunca han constituido realmente un problema en Andalucía (caza, toros, inmigración, políticas feministas y contra la violencia de género...). Se repartieron competencias y cargos con un mero lavado formal de cara, absolutamente intrascendente, olvidando muy pronto sus infundadas denuncias sobre la gestión socialista (la tan denostada administración paralela de la Junta, los supuestos enchufados de la Junta, levantamiento de alfombras para encontrar facturas escondidas...) y, sobre todo, sus promesas electorales (salvo, eso sí, la bajada de impuestos para las clases más pudientes, los que tenían la gran fortuna de heredar más de un millón de euros), pasando a gobernar con la inercia de la misma Administración socialista de la Junta de Andalucía que tanto criticaban y que ha seguido navegando por el empeño y profesionalidad del mismo personal público altamente cualificado, sin experimentar cambios de calado respecto a etapas anteriores.

Apenas que los 400.000 votantes que se alejaron del socialismo reflexionen un poco sobre la gestión económica y social de estos casi cuatro años de gobierno del PP y sobre los cambios y mejoras que han experimentado en sus vidas, podrán fácilmente comprobar (basta acudir a la hemeroteca) que las promesas del PP (reducción del número de cargos públicos y de empleo público, eliminación de las listas de espera de la sanidad pública o en la tramitación de la dependencia, equiparación de los sueldos del profesorado a la media nacional, creación de 600.000 nuevos empleos, bajada de los impuestos para las rentas más bajas, construcción de 20.000 VPO, educación gratis de 0 a 3 años...) se han quedado en nada.

La Comunidad continúa estando en todos los indicadores socioeconómicos relevantes por debajo de la media nacional y el pueblo andaluz no puede permanecer indiferente. No ha existido avance. ¿Qué ha sido del cambio prometido para Andalucía?

Por eso, hoy más que nunca, hay partido aún por jugar y no se puede dar por perdido el mismo a pesar de lo que aventuren los sondeos.

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