Diario Córdoba

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Jose Manuel CuencaToribio

Historia en el tiempo

José Manuel Cuenca Toribio

La vigencia de un libro ( y 2)

La obra de Ferrero ofrece un alto valor historiográfico y cívico

El libro aquí glosado de G. Ferrero ‘Poder. Los genios invisibles de la ciudad’, traducido y comentado con notas, que son un modelo de acribia y alquitarada erudición epistemológica e historiográfica, salidas de la pluma del prestigioso catedrático de la Complutense D. Eloy García, se halla en el centro mismo de las preocupaciones del ciudadano medio de la España de nuestros días. Después de casi medio siglo de feliz usufructo del régimen de 1978, cuya demolición imanta las iras y energías de gran parte de la generación hodierno al frente del país, las voces de «no nos representan», convertidas en clamor a comienzos de la actual centuria, se afanaron por deslegitimar el bipartidismo sobre el que se asentara la feliz y abrillantada Transición, capítulo verdaderamente áureo de la España contemporánea, que en estos últimos meses se adentra ya en el territorio y la jurisdicción inapelable y sabia de la adusta e insobornable Clío.

Frente a desmesuras y críticas alhacarientas de sectores cuyas fronteras entre la radicalidad y el sectarismo se ofrecen de ordinario muy infirmes y desdibujadas, el sistema político que labraron con mil esfuerzos las hornadas protagonistas del venturoso y difícil tránsito del franquismo a la democracia gozó en su ontología de una legitimidad de rara presencia en los anales de la contemporaneidad hispana. Tras la muy larga y taraceada crisis del Antiguo Régimen, el consolidamiento de una legitimidad que debió de afrontar el formidable desafío de tres guerras civiles, fue una afortunada realidad tan solo un siglo después de las Constituyentes gaditanas. La legitimidad democrática del canovismo no afrontó con fortuna la crisis surgida del advenimiento a la vida pública de los partidos de masas, y así no pudo salir airosa del envite de la primera dictadura militar del novecientos hispano. La Segunda República que implicó la virtualidad y vigencia de un régimen de legitimidad democrática fue, por causas cuyo análisis aun enfrenta a los profesionales de Clío, flor de un día, sin que «los dioses invisibles de la ciudad» lograran darle la estabilidad indispensable por carencia justamente de la gobernabilidad imprescindible para el asentamiento de las libertades.

Obviamente, el gran tratadista político italiano alude en varios extremos de su sugestiva obra al tensionado régimen de abril de 1931, al que calificaría de «pre-legítimo» ya que, como afirma el Prof. E. García, «no había dispuesto del tiempo de rodaje necesario para asentarse y atraer al consenso de una mayoría suficiente de españoles». Tesis quizá asaz discutible, pero que en nada empaña el alto valor historiográfico y cívico de un libro del que cabría señalar, entre sus muchos valores, el máximo o supremo de su vigencia en un presente en el que se corre grande peligro de que la mistificación suplante a la realidad, con muy grave riesgo, por ende, de que el poder democrático se autodestruya.

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