Diario Córdoba

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Ricardo Crespo

Escuela y armas

Tras la matanza en una escuela de Texas, la de Filadelfia... En 2020 pasaron de las treinta mil los homicidios en EEUU. Y no siempre es una película de policías y ladrones. La gama es amplia: desde por quítame de aquí esta paja a la lucha interracial.

La violencia se imita, crea escuela. Me permitiré ilustrarlo con una experiencia en EEUU que creo viene al caso. Se daban en el canal CBS las noticias de varios homicidios perpetrados precisamente en Filadelfia. Me llamó la atención el caso de un niño mulato, desnutrido y abobado, con no más de diez años, que le había disparado a su hermana menor y le había cortado una oreja. Cuando la policía lo encontró escondido en el cubo de basura (los cubos de basura tienen el tamaño de su sociedad consumista) llevaba la oreja colgada al cuello a modo de trofeo. La madre golpeaba con una zapatilla el suelo, extraviada en el dolor y la incomprensión. La introdujeron también en la ambulancia con el cadáver y un policía recogió la zapatilla en una bolsa de plástico y subió al coche patrulla donde llevaban al niño homicida. Yo trataba de razonar de qué sería prueba la zapatilla de la madre. Luego, una vecina declaró ante las cámaras de la CBS que los niños pasaban muchas horas solos... Las imágenes que la CBS había pasado aquella tarde referían a la situación en Somalia (la guerra del momento en los noticieros) donde no era una oreja lo que llamaba la atención, sino las miles de orejas que se asomaban a las caras famélicas de los niños somalíes y a algunas que colgaban ya como apéndices innecesarios en los cadáveres que se acumulaban en las calles de Mogadicio. No sé si el juez establecería una relación.

La violencia es el origen y la seña de identidad de la sociedad norteamericana desde el genocidio de los nativos, y se exporta en su amplio registro de intervenciones armadas. Porque, si existe una sociedad desestructurada en el mundo que busca una salida de unión en las guerras imperiales, esa es la estadounidense. La integración de la diversidad cultural y étnica (el ‘melting pot’) en ese país es de un fracaso absoluto. La diversidad en la unidad inscrito en el sello de la nación, el ‘E pluribus unum’ es de un sarcasmo absoluto. La individualidad se exalta como libertad trucada para mejor controlar al individuo atomizado en una lucha por la vida donde el fuerte se come al débil. Como en la jungla. Ya observó Upton Sinclaire que «América por fuera parece un pastel de miel, pero por dentro es un matadero».

Por aquí hay algunos que, imitando a los EEUU, quieren solucionar las desigualdades sociales, armando a la población.

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