Diario Córdoba

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Carmen Martínez-Fortún

LA CURIOSA IMPERTINENTE

Carmen Martínez-Fortún

Contra el mérito

En medio de una crisis global, ambiente de preguerra y amenaza explícita de escasez alimentaria de proporciones inmensas, aparte de otras variables que a la fuerza afectarán, como ya afectan, a nuestra vida cotidiana, pues desde el pan hasta el agua del grifo, por no hablar de las hipotecas que vienen, todo subirá menos nuestros ingresos, en vez de una reflexión profunda alejada de partidismos y centrada en el bien común para aunar esfuerzos, aprovechar lo mejor que cada formación puede aportar, y, sobre todo, favorecer pactos de estado para enfrentarse a lo que se avecina, proliferan debates inútiles en boca de personajes de súbito e inmerecido renombre, inalcanzable para ellos si en este país se valorara la seriedad intelectual, el bagaje de conocimientos sólidos y las aportaciones valiosas al acervo cultural, solo posibles después de estudio serio y formación con sustancia, indispensable para alcanzar la sabiduría y la autoridad.

Pero como padecemos la tiranía de las redes sociales, la inanidad mental, el ahí me las den todas y la entronización de la ciencia infusa, las declaraciones de una dirigente o lo que sea en una fiesta de primavera o lo que sea, de un partido con nulo apoyo popular pero que por la apetencia de poder de un solo hombre goza de un poder injusto al que se aferra a diario, chantajeando y desautorizando a su socio de gobierno -se partirán de risa cuando Sánchez presume de equipazo- han extendido como la pólvora la idea de que el mérito es un mito, de que el esfuerzo genera fatiga y además extiende la epidemia de la ansiedad. Pues claro que esforzarse cuesta, pero insistir en la falacia de que se debe conseguir el paraíso social y el éxito personal sin hacer nada, redistribuyendo, es decir, quitando a los demás lo suyo, falacia que impregna ya la educación española, donde se permite pasar curso sin aprobar por no generar desigualdades, conducirá a los jóvenes y no tan jóvenes de este país al fracaso que ya atisbamos.

Cuando la vida, Europa y la realidad pongan a cada uno en su sitio, ya será demasiado tarde.

* Profesora

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