Diario Córdoba

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Marcos Santiago Cortés

Listas de listillos

Vienen elecciones, pero no lecciones. Las lecciones son aprendizajes, las elecciones meras zancadillas. Porque previo a esto, ha habido cientos de traiciones incluso a la amistad más desnuda para estar en las listas. Esto no lo cuenta la democracia porque no le conviene a su reputación. Pero lo cierto es que es continuamente traicionada por los que más la representan. El traidor no lesiona tanto el honor como el corazón. Reconozco que siempre se ha vendido la infidelidad a la palabra dada como una cuestión de basura ética relativa a cuando la entereza de la antaño hombría es tirada por los suelos cuando es vendida por cuatro perras gordas. Pero la traición no tiene nada que ver con esas cuestiones peliculeras de castillos o duelos al amanecer. Ni siquiera, si me apuran, está relacionada con la palabra dada. La traición es decepción y tristeza en el traicionado. Y hay tantas decepciones hoy...Ya sé que aquello de que cualquier tiempo pasado parece mejor no es así porque cada tiempo tiene sus cosas. Pero quizá sea cierto eso de que en esta época la traición entendida como decepción, es la tónica de los movimientos sociales e individuales. Sé que lo que siente el traicionado es, además de decepción y tristeza, desconcierto. Por eso la cuestión que me provoca más curiosidad no es lo que siente el traicionado sino el que traiciona. ¿Siente que el plan le ha salido y por tanto se siente un triunfador o, por el contrario, siente pena de haber tenido que traicionar para lograr su objetivo? Es algo que me pregunto porque me resisto a reconocer que la mayoría de ellos ni siquiera tienen mala conciencia. Otra cuestión: ¿se debe perdonar a un traidor? Después de la enseñanza de Cristo hay que perdonarlo todo. Pero una cosa es perdonar y otra que todo vuelva a ser como antes. Eso ya es más complicado. Pero no porque el perdón no sea sincero sino porque la traición y por tanto la decepción, pone la realidad en su sitio. Es como la tectónica de placas que cuando se mueven provocan daños a través de terremotos, pero coloca la corteza terrestre donde debe estar. Entonces, después de la traición las cosas no pueden ser como antes sencillamente porque las cosas estaban mal posicionadas. El perdón sirve para la superación espiritual para el traicionado y nada más. Actualmente vivimos ante todo un ejército de personas traidoras que basan su ascensión en la traición y no en el sacrificio. Gente indiferente y pasiva ante las fatigas de los demás o de incultos retorcidos que encima quieren estar a la altura de los que con mucho esfuerzo y a veces sin medios han logrado llegar a una ética superior porque han pasado muchas horas leyendo a los grandes autores de la historia y los han imitado. Así que no tenga usted duda de que muchos de las listas electorales que votará -otros por supuesto que no a Dios gracias- no son grandes personas que merecen ser guías sociales sino simples traidores que no llevan a ningún lado salvo a las comodidades inherentes a su cargo.

*Abogado

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