Diario Córdoba

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María Jesús Monedero

Vela encendida

María Jesús Monedero

De patios

Que por mayo, era por mayo,/ cuando hace la calor/ cuando los trigos encañan/ y están los campos en flor, Quien no sepa que este es el comienzo del Romance del prisionero podría pensar que es un poema adecuado para el mes de mayo en Córdoba. Pero sigue, y ya cambia el tono:

Sino yo, triste, cuitado,/ que vivo en esta prisión;/ que ni sé cuándo es de día,/ ni cuándo las noches son,

Este mes de mayo, de fiestas recuperadas, con muchas ganas, es también el mes en el que sigue la guerra en Ucrania y también, aunque no queramos saberlo, continúa la guerra en Yemen (España vende armas que se utilizan en esta guerra mediante transferencias de la empresa española Airbus a Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos), las niñas en Afganistán no pueden ir al colegio y han asesinado (soldados de Israel presuntamente), en Palestina, a la periodista Shireen Abu Aqla.

El 29 de abril asistí, en La República de las Letras, a la presentación del libro La batalla por el colapso. Crisis ecosocial y élites contra el pueblo, de Pablo Font Oporto. El título no animaba mucho a ir, pero conocía a quienes lo presentaban y me decidí. En su intervención, Octavio Salazar invitó al autor, y a quienes estábamos de público, a contraponer la esperanza al colapso; hizo alusión a una posible economía feminista y mencionó a María Zambrano y su idea de la Utopía como refugio de la Esperanza. Mi cabeza se fue a la intervención de la afgana Nilofar Bayat , una semana antes, en la Asamblea de Amnistía España. A Nilofar, de 28 años, un cohete del régimen talibán le hirió cuando tenía 8. Con el apoyo de su familia estudió derecho y participaba en un equipo de baloncesto en silla de ruedas. Cuando, en agosto, los talibanes entraron en Kabul, Bayat huyó. Llegó a España y ahora vive en Bilbao y participa en el equipo paralímpico de baloncesto Bidaialdeak BSR. También recordé a Alfamir Castillo, que pasó un año en Jaén acogida a un programa de protección. A Alfamir le mataron a su hijo. Fue uno de los casos conocidos como ‘falsos positivos’. En estos días se ha celebrado el juicio en la JEP (siglas de Jurisdicción Especial para la Paz).‘Falsos positivos’ es el nombre con que se conocen miles de ejecuciones extrajudiciales de civiles cometidas por el Ejército colombiano para exhibir ante la opinión pública resultados alentadores en la lucha contra la guerrilla y obtener a cambio licencias, condecoraciones y ascensos.

La fuerza que estas personas nos transmiten impacta. Y nos avergüenzan nuestras pequeñas miserias, incomodidades y desánimos.

El final del Romance del prisionero deberéis buscarlo por vuestra cuenta porque hoy quiero terminar de una manera positiva y, por eso, si en un artículo anterior terminé afirmando sin esperanza con convencimiento (robado de un título de Vicente Aleixandre) hoy modifico la frase y me siento con convencimiento y algo de esperanza.

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