Diario Córdoba

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Ricardo Rivera Pereira

CAMPO Y CIUDAD

Ricardo Rivera Pereira

Y el campo

Hasta ahora, al Gobierno de España, y no solo el actual, la cuestión agraria del campo, al parecer, le importa un rábano, dicho en términos apropiados, que en el supuesto caso que traten de cogerlo siempre lo hacen mal a destiempo y por las hojas. No es nada nuevo, sino una vieja maldición, con la que desde acullá se veja a las mujeres y a los hombres que laboran en el agro tratándolos como si fuesen ciudadanos de segunda clase, aun sabiendo que este país en su conjunto tiene una economía eminentemente agrícola, como lo es por ejemplo la andaluza. Cualquier iniciativa que se instruya o que se intente poner en marcha, para el beneficio del sector, máxime si es de carácter altruista, para exaltar la dignidad de todos aquellos intereses afectados, o cae en saco roto o se le imponen cortapisas tan absurdas como ilegales e injustas con tal de hacerla fracasar, y ello por mor de una visión miope o de luces cortas, las mismas que esgrimen o iluminan aquellos que obedeciendo consignas endogámicas y sesgadas hacen oídos sordos de las juiciosas reclamaciones y proyectos que tratan de realzar en la geoponía la sensatez, la razón y la ciencia.

Pero todo ello agravado por la centrífuga intervención de los intereses insolidarios e irresponsables, en unas más que en otras, de las taifas autonómicas, con alguna incluso municipal. Como verbigracia el entorpecimiento de la Junta de Andalucía, que durante más de 20 años anda poniendo trabas a un grupo institucional y numeroso, profesional, investigador y universitario, que propone crear en Córdoba para la Comunidad Autónoma la Academia de Agricultura, una entidad cuyas iniciativas se han visto fracasadas, como otrora a escala nacional aquellos impulsos que han existido desde la pasada época de la Ilustración, de Olavide y Jovellanos.

Y vuelven los problemas nunca resueltos con la cuestionable negociación de las ayudas de la PAC, la perenne sequía, los bajos precios en origen de las producciones, el poder omnímodo de las cadenas de distribución, y el desabastecimiento y encarecimiento de los inputs agropecuarios.

 ** Doctor Ingeniero Agrónomo. Licenciado en Derecho

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