Diario Córdoba

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Marisa Vadillo

La cafetera de Aspasia

Marisa Vadillo

Desde Rusia sin amor

Hemos comenzado la semana viendo cómo Rusia celebraba su versión del Día de la Victoria. Un día histórico para conmemorar el antiguo triunfo de los aliados sobre el ejército nazi en la II Guerra Mundial. La estética de Putin, de sus ejércitos, la formalización visual de los soldados, me ha recordado --por desgracia y precisamente-- a la estética que también presentaba al mundo Hitler a través de los ritmos visuales, las formalizaciones y composiciones de sus ejércitos cuando se presentaba del mismo modo, dando una imagen de control, poder y unión en la que tuvo mucho que ver la cineasta alemana Leni Riefenstahl. Ella, responsable de esos encuadres grandilocuentes que mostraban todo el poderío ario de la gran raza alemana que vendía el nacionalsocialismo, su poder, y su inhumanidad.

Es muy curioso que alguien como Putin se apropie de esa idea: la victoria. Un ideal que surge del mito clásico de la Niké, esa figura alada que presidía competiciones deportivas y conflictos bélicos en la Antigua Grecia. Con ella, ahora, cada uno monta aquí su discurso y su película, según le conviene. Por si cuela. Da igual que seas Putin o Kim Kardashian vendiéndonos la idea de que es una ‘victoria’ entrar en el vestido original con el que Marilyn Monroe le cantó a J. F. Kennedy el célebre ‘Happy birthday Mr. President’. Como si, por entrar en ese vestido, ella adquiriera su piel, su figura, su mito, su complejidad. Como si pudiera compararse a una artista de la talla de semejante icono y semejante actriz que --además de una de las bellezas naturales más espectaculares de la historia-- fue una artista singular, frágil, compleja e inquieta, que escribía poesía y se apuntaba a clases de actuación aun siendo un figurón del cine mundial.

Así, en un momento en el que parece que estamos todos viviendo una película sesentera de James Bond, con amenazas nucleares, guerras templadas tirando a calientes y presidentes rusos tirando a nazis, elegidos democráticamente... España riza el rizo y destituye a una profesional responsable durante cuarenta años del servicio secreto. Nuestra M, al paro. Algo me dice que estas cosas solo ocurren en España, y solo puedo imaginarme a D. Quijote cabalgando y diciendo con voz profunda de Fernando Fernán Gómez... «Con Sánchez hemos topado, querido Sancho».

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