Diario Córdoba

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Paso a paso

Francisco Dancausa

Mayo cordobés

Haber estado dos años de pandemia sin nuestro mayo cordobés hace que este año, que este mayo nos sepa a más primavera. Mayo siempre ha sido para los cordobeses como esa boda donde se casan la Naturaleza y el Arte. Y por supuesto nosotros somos los padrinos. Y este año tenemos esa sensación, ese sentimiento de padrinos primerizos. Y es que se trata de eso, de sentimientos. Nuestras cruces, nuestros patios, nuestra feria, y hasta la más humilde maceta de gitanillas y geranios de la reja o el balcón más humilde no se pone en Córdoba para sea la más bonita, la más artística, la más patrimonial, sino por esa necesidad tan humana y mística de acariciar, respirar o exhalar un sentimiento. Los cordobeses somos de eso, sentimientos. Que como la primavera florecen una y otra vez en ese constante ciclo donde la vida y la muerte que por separado son un drama y que en el mayo cordobés se junta en una reencarnación de esperanza, perenne, constante que nunca termina y que nos hace forma parte de ese progreso constante de la vida y los sentimientos. Desde luego compartidos, pues los cordobeses somos de compartir. Por compartir, compartimos hasta nuestros silencios que en mayo en Córdoba son los más elocuentes pues aquí en nuestra primavera se respira la vida que entra en nuestras almas con los sonidos de la belleza. Los cuales por cierto solo se escuchan a través de los tímpanos del corazón. Este mayo vuelve más cordobés que nunca. Y no sólo por sus flores, o por sus fiestas o por sus títulos reconocidos, sino por sus sentimientos que más que nunca nos recuerdan que fueron los que crearon la primavera y no ésta a aquellos. Quien no lo entienda así, aún no entiende a Córdoba en su mayo. Y el que lo entienda aún no habiendo nacido aquí, ya es cordobés.

* Mediador y coach

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