El pasado 11 de marzo el Observatorio contra la violencia doméstica y de género publicó el informe anual relativo al año 2021.

Los datos estadísticos recogen diferencias significativas respecto a los mismos parámetros del último año sin pandemia, es decir, el año 2019, y es que el confinamiento y el covid -19 también han influido en el número de denuncias presentadas y tramitadas en nuestros tribunales en un periodo de tiempo tan raro y difícil como el que nos ha tocado vivir, y con la vuelta a la nueva normalidad en 2021 también han vuelto los datos estadísticos a alcanzar sus cotas alarmantemente habituales, y es que por el contrario de lo que se preveía en un principio, el confinamiento redujo considerablemente las denuncias presentadas en todos los campos, incluido el de la violencia de género.

En los meses más duros, de marzo a mayo de 2020 y ya sea por las circunstancias especiales que se vivieron en los 76 días de confinamiento, por la dificultad para salir de la vivienda y las limitaciones para acudir a los servicios asistenciales, los datos de ese año han reflejado bajadas considerables en el número de denuncias presentadas. En aquellos días, en los que no había mascarillas, ni apenas protección y fallecían miles de personas, los abogados, en un ejercicio heroico de sus obligaciones y compromiso con las víctimas, estuvieron a pie de calle y de Juzgado jugándose su salud y la de sus familias, sin olvidar, por supuesto, a todos los sanitarios que dieron su esfuerzo y su vida por nosotros.

Pero la nueva normalidad también trae de la mano la antigua situación, y los datos de 2021 vuelven a poner de manifiesto la presentación de una enorme cantidad de denuncias, tantas que han alcanzado 162.848, o lo que lo mismo, 446 denuncias diarias.

El análisis de las estadísticas facilitadas por el Observatorio se puede realizar de muchas maneras y extraer distintas conclusiones: llama la atención que la nacionalidad de las denunciantes sea de casi un tercio mujeres extranjeras (el 66,87% españolas, y el 33,13% extranjeras), por lo que merecería la pena realizar un estudio complementario, ya que la población de mujeres extranjeras en España, según el INE, es de algo más de un 10%, es decir, un porcentaje alejado en casi un 20% de las denuncias presentadas por este colectivo.

Por otra parte, del número de las denuncias presentadas, es decir de las 162.848, en 2021 se han dictado 54.318 sentencias, lo que supone un 33,35% de las mismas y aunque los datos no se corresponden exactamente, pues como ya podemos suponer hay muchos procedimientos que tardan en tramitarse más de un año, no se encuentra una explicación a ese 66,64% de las denuncias que han desaparecido, que dejan de formar parte del análisis a partir de esa fase y que pudiera obedecer a distintos motivos, como el sobreseimiento y archivo, que la víctima no declare contra el denunciado, o por otras cuestiones de distinta índole, lo que también podría ser de interés para un estudio independiente.

En el informe realizado por el Ministerio de Igualdad sobre el impacto de la pandemia por covid-19 en la violencia de género en España, se recoge como una de las prioridades la necesidad de identificar patrones según las llamadas del 016, las denuncias y los homicidios por violencia de género, patrones que deben de ayudar a desarrollar políticas y medidas para avanzar en la prevención y en la protección de las víctimas y sus hijos e hijas.

La frialdad de los números, las estadísticas y los porcentajes no pueden hacer que olvidemos el rostro de las víctimas, del sufrimiento, de las dificultades para sobrevivir a esta otra pandemia que se mantiene en el tiempo.

Año tras año conocemos los datos, y año tras año vemos cómo el porcentaje de denuncias va subiendo sin solución de continuidad. Hemos vuelto a la normalidad y los indicadores nos muestran una realidad similar a la del año 2019 .

Lo normal.

*Abogada