Un simple folio blanco se ha convertido en una poderosa arma de comunicación. Una sencilla cartulina blanca mostrada al mundo en las calles de Moscú tiene una carga expresiva de tal fuerza que la policía moscovita corre a retirarla de los objetivos de las cámaras. Nunca pudimos imaginar que la pancarta más peligrosa fuese lo blanco, el silencio, el vacío. Una manifestación llena de matices sin palabra alguna. Silencio. Lo que nunca estuvo escrito salta a la vista por un código internacional, que la humanidad entera comprende. ¿Cómo se puede detener a alguien por mostrar un folio en blanco? El poder tiembla ante los silencios y entonces la imaginación desquiciada inventa y ve gigantes donde solo hay molinos, y ejércitos, por donde caminan cientos de ovejas. Tenemos pánico a lo callado, al silencio, pues para hablar tonterías siempre hay gente y tiempo.

Nos conmueve el alma, en estos días de invierno, el calor que comparten miles de personas por pueblos y ciudades mostrando una solidaridad vecinal. Sentimos que la invasión en Ucrania son nuestros vecinos de la calle abajo, los del otro lado del patio, los de nuestro barrio, nuestra gente. Los pueblos del Valle del Guadalquivir se han movilizado de un natural espontáneo. Alimentos, medicinas, ropa... amor, oraciones, manifestaciones. La caseta municipal está desbordada de gestos solidarios. Ya han salido varios camiones, uno de ellos sufragado por el Ayuntamiento de Palma del Río.

Hemos llegado a cantar el himno de Ucrania con tanta pasión que sentimos no tener letra en nuestro himno nacional para gritar fuerte ¡gloria a Ucrania, gloria a Europa, gloria a la patria de hombres y mujeres libres! Y un sentimiento de orgullo, de pertenencia a Europa, invade nuestras vidas. Es la conversación vital; nunca imaginamos una guerra tan cruel protagonizada por un solo hombre, Putin. Me da pena del pueblo invadido y del pueblo invasor. De un lado, utilizan a jóvenes para la guerra y del otro, llaman a los jóvenes a la guerra para defender a su familia, su casa, su puesto de trabajo, su ciudad, su patria y la universalidad de los Derechos Humanos.