La reforma para el apoyo a las personas con discapacidad en el ejercicio de su capacidad jurídica operada por la Ley 8/2021 ya es una realidad y poco a poco va calando en los distintos estamentos de la sociedad. Aunque por desgracia esto va a ser un proceso muy lento porque para muchos estos cambios legislativos son como nadar «a contracorriente».

Hoy quiero compartir con los lectores un grato ejemplo de cómo esta reforma nos permite avanzar en la garantía de la autonomía de las personas con discapacidad. Sólo basta prestarle un pequeño apoyo para que esto sea así.

No hace muchos días tuve el privilegio de asistir a una persona con discapacidad, en virtud de lo dispuesto en el nuevo art. 7bis-d) de la LEC. Este precepto permite que se le acompañe en todo el proceso para prestarle el apoyo necesario que le permita entender el procedimiento en que participa. Como mi amigo vive en Córdoba, y el juicio civil era en las Islas Canarias, el acto se celebró mediante videoconferencia. Si de por sí para los legos en derecho el entender un procedimiento judicial es ya harto complicado, cuánto más cuando éste se celebra a través de una pantalla de un ordenador. La cosa no fue fácil, ya que tuve que explicarle a su señoría, letrado de la administración de justicia y abogados lo que mi figura representaba, ya que ellos ignoraban estas novedades. Pero al final, tras las debidas aclaraciones «didácticas», casi como de «favor», me permitieron asistir y así conseguí que mi amigo con discapacidad comprendiera perfectamente todo el proceso que tanta trascendencia tenía para él. 

Y como decía Machado, caminante no hay camino, se hace camino al andar. Deseo que cada uno desde nos corresponde sigamos caminando pasito a pasito hasta conseguir que el ejercicio de sus derechos de las personas con discapacidad se haga en igualdad de condiciones. 

* Presidente del Foro Andaluz de Bienestar Mental. Licenciado en Derecho