Debo de confesar que igual me meto en camisa de once varas con esta breve reflexión. Porque mi formación, aunque confieso que amplia -ventajas de las carreras de humanidades de otras épocas...-, es de filósofo y filólogo, mis dos carreras. Pero leo a diario la prensa de todo el arco ideológico en español, inglés y francés. Y eso te vuelve perplejo, o te invita a pensar... Y a comprender verdades de a puño.

Creo que la crisis anterior y la que vivimos han constituido casi momentos de guerra, desde el punto de vista del brutal desplome económico. El último parece que vamos superándolo, pero las secuelas van a ser considerables. Lo sabremos cuando se retiren todos los estímulos.

Veamos. En la crisis que capitaneó Mariano Rajoy, la Comunidad Europea puso palos en las ruedas de la recuperación con un sentido un poco estreñido diríamos, de la economía. Los frugales. La gente lo pasó mal, con bajos salarios, y con los dichosos recortes. Pero se contuvo el déficit, se controló la deuda y la inflación, lo que dio estabilidad... a costa es verdad de los ciudadanos de a pie, y de sus empobrecidas condiciones laborales: la reforma laboral...

En la crisis del coronavirus, que capitanea Pedro Sánchez, tanto la Comunidad Europea como nuestra nación han optado por el modelo keynesiano, que sacó a Estados Unidos de la Gran Depresión. Hay más alegría vital. Hay gasto. Circula el dinero. El pueblo respira aliviado, olvidando la dichosa crisis del dichoso virus chino... Se está creando empleo y de mejor calidad: por más que iremos necesitando mano de obra cualificada -o de personas que estén dispuestas a formarse aquí- de la migración, por el envejecimiento de nuestra población. Pero a cambio se ha disparado la deuda -que alguien tendrá que pagar en algún momento-, se suben los impuestos, y se disparan la inflación y el déficit. Suben los salarios pero sube la inflación, con lo que la capacidad adquisitiva no cambia. Lo mismo ocurre en Estados Unidos con los demócratas de Biden: el modelo es el mismo. Demócratas y republicanos allí: socialdemócratas y populares aquí... Dos formas diferentes de afrontar una misma debacle, dos tremendas crisis y dos situaciones de casi economía de guerra. Estamos viviendo la alternancia en paralelo de un modelo político universal.

Y entonces, en esta tesitura en que estamos atrapados, de Guatemala a Guatepeor, me atrevo a decir: ¿no habría un término medio entre ambos puntos, por Dios santo?

*Catedrático emérito de la Universidad de Córdoba y escritor