No se despisten, es lo que algunos están deseando. Entre insultos y políticas declarativas cruzadas, el caso es no parar de hablar, cuánto más mejor. Que puedo convocar a los medios dos veces en un día, pues mejor que una, que puedo alargar las intervenciones hasta aburrir a las marmotas, pues objetivo conseguido. Será difícil deslindar algo de todo lo que ha dicho para extraer un titular a no ser que queramos colocar el insulto o la afrenta y esa la repetiremos diez veces. En este enjambre declarativo, casi siempre valorando la actuación de los otros y no la nuestra, desde el ‘España nos roba’ a ‘no den más dinero a España, que solo va a servir para seguir fomentando el clientelismo y la corrupción’ hemos ido un paso más allá. Hundir la reputación de país, la de la propia Unión Europea que sacó adelanté el plan de ayudas post covid con las reticencias de los países frugales, Dinamarca, Suecia, Países Bajos y Austria que apostaban por prestamos frente a las subvenciones directas. Algunos líderes refuerzan desde el sur, el tópico de la Europa subsidiaria e inoperante frente al norte rico y exprimido en ayudas.

Da igual, todo da igual con tal de no salirnos del plan de generar confusión para obtener buenos resultados en elecciones autonómicas, hay que enfangar porque cada test electoral se celebra como si fueran las presidenciales norteamericanas. Se acabará forzando a que Moreno Bonilla adelante las andaluzas en contra de su voluntad, a que la Comunidad Valenciana haga lo mismo con las suyas para ejercer de contrapeso al ataque electoral de los populares, y mientras tanto Rusia a las puertas de Ucrania, Suecia reforzando la defensa de su isla báltica ante los temores de una guerra cercana, Macron intentando mediar con Putin mientras su extrema derecha escala posiciones en la Francia del descontento, e Italia inmersa en el proceso de elección del nuevo presidente de la República. Pero aquí seguimos transformando las casas de los madrileños en los mejores hospitales del mundo, declarando de primera necesidad los repasos de clases privadas, mientras que la pandemia se ceba con los hogares más vulnerables y acelera la desigualdad, con 1,45 millones de jóvenes en exclusión severa. Que el torrente declarativo y muchas veces anecdótico no nos despiste de lo fundamental, del proyecto de desarrollo social y productivo del país, del fortalecimiento de la Unión Europea y la política de liberalismo democrático que nos ha permitido la estabilidad de los últimos años, y el reposicionamiento en un entorno geopolítico cambiante. Las fotos con ovejas, ya sí eso, en otro momento menos trascendental.

*Politóloga