Si a la publicación de esta columna el señor Boris Johnson continúa con su cargo de primer ministro inglés, será una señal de que el Lado Oscuro está más presente entre nosotros de lo que pensábamos. Y es que, desde hace unos años, esta parte oscura de la Fuerza ha dado señales de su presencia política a través de presidentes que recomiendan, por ejemplo, beber lejía, entre otras lindezas.

A Johnson, igual que a cualquier persona, se le pueden perdonar algunas cosas, pero desde luego, el verlo ningunear un sable láser de Star Wars no es una de ellas. Su último vídeo de fiesta, copa en mano, bailando una especie de lucha coreográfica (medio sexy, a su modo, ese modo en el que solo debía ver él) con una señora que portaba una réplica de esta maravillosa espada... Es imperdonable, aunque no seas fan de la saga.

La imagen es esperpéntica. Por un lado, ella danzando con su sable azul, el mismo color que tenía el de Luke, ese que portó hasta que Darth Vather le cortó la mano en ‘El Imperio Contraataca’. Un sable que reaparecerá años más tarde como destino de una digna protagonista (rebosante de ‘midiclorianos’) como es la fascinante Rey. Al otro lado del sable azul bailarín, tenemos al primer ministro inglés, ‘copaso’ en mano.

Todo esto, en la víspera del funeral del Duque Felipe de Edimburgo, esposo durante más de setenta y tres años de la reina Isabel II quien, probablemente, tenga más de guerrera que la Princesa Leia, incluyendo de esta su fase final de general Organa. Algo me dice que Isabel II, una institución irrenunciable para la inmensa mayoría de británicos, como gran aficionada a la cacería no va a dejar pasar esta fiesta por alto, por mucho que ahora quiera Johnson hacer de moderno Darth Vader despidiendo a todo el equipo (menos él, obvio) que participó en aquella fiesta, cortándoles -no la mano- sino la cabeza profesional.

Si yo fuera Isabel II no sé si le mandaría al palacio de Jabba con el mismo bikini metálico de esclava que usó resignada la gran Carrie Fisher o bien lo congelaba en carbonita a lo Han Solo, copa en mano incluida, por supuesto. En cualquier caso, algo me dice que lo mejor que se le puede decir a este señor en estos días es, con voz del Obi-Wan clásico ‘... que la suerte te acompañe’.

* Artista y profesora de la Universidad de Sevilla