En los días previos a Fitur hemos conocido el anuncio de la más que probable disolución del Imtur por parte del equipo de gobierno, a petición de Vox, y curiosamente como condición para el apoyo del presupuesto municipal para 2022.

El debate que se está produciendo a raíz de este anuncio está resultando absolutamente nefasto y negativo para la gestión del turismo cordobés, y por lo tanto, debido a su importancia, para nuestra ciudad. Por supuesto, dicho anuncio del alcalde no ha venido precedido por ningún informe jurídico, ni un mínimo cronograma de su viabilidad, por lo que se entiende que el único fin del señor Bellido es conseguir, casi a precio de saldo, un apoyo fuera de plazo a unos presupuestos de los que no se conoce aún ni un borrador.

Es bueno hacer memoria de donde venimos, para entender dónde estamos, y sobre todo para saber a dónde queremos, o mejor dicho, quieren ir. En el mandato pasado, desde la Delegación de Turismo del Ayuntamiento de Córdoba, tomamos la decisión de disolver el Consorcio de Turismo. La decisión no era fácil desde el punto de vista administrativo y de gestión, porque en la administración pública los procesos de creación o disolución de cualquier entidad, organismo autónomo o empresa pública deben tener las máximas garantías de transparencia y seguridad jurídica. Desde el punto de vista político fue mucho más sencillo: la situación del Consorcio de Turismo era insostenible, sobre todo legalmente. Su consejo de administración estaba formado prácticamente por el 50% de políticos y 50% de empresarios, sin embargo, su financiación era 100% pública, por lo cual también desde la Intervención municipal se nos exigía el fin de dicha fórmula de gestión.

Se tomó la decisión por unanimidad de todos los grupos de disolver el Consorcio, y crear el Instituto Municipal de Turismo, Imtur. Como digo, no fue fácil: se necesitaron infinidad de informes preceptivos y vinculantes para la creación de este organismo autónomo, con el enorme problema añadido de la gestión del personal que trabajaba en el Consorcio y que había que pasar al Imtur con las máximas garantías. Finalmente, tras un año de trámites, se creó el nuevo organismo y Córdoba cuenta desde entonces con un órgano de gestión del turismo acorde a los tiempos que corrían y que corren. Un dato importante es la unanimidad política, frente a la propuesta actual que es una propuesta exclusiva de la ultraderecha y el equipo de gobierno.

El Imtur está formado por un Consejo Rector y un Consejo Consultivo, con el que quisimos democratizar al máximo la gestión pública del turismo. A este Consejo Consultivo pasaron a formar parte CECO, sindicatos, la Federación de Asociaciones Vecinales, el Consejo del Movimiento Ciudadano, la Universidad, la Economía Social, artesanos y artesanas…

Durante cuatro años, además de trabajar en lo burocrático, tuvimos una importante labor de gestión del turismo enfocada en varias líneas de trabajo. Una de ellas fue la creación de nuevos recursos turísticos, como Flora, el festival de las Callejas, Río Mundi, el otoño del caballo, Kalendas, apertura y puesta en marcha del Centro de Recepción de Visitantes (CRV), las noches de CRV. Y todo eso se hizo con el actual Imtur, el mismo personal y en tan solo dos años.

Además, desde el Consejo Consultivo se desarrollaron importantísimos debates de ciudad que desaparecieron en el actual mandato, pero que determinaban y determinarán el modelo de ciudad y de gestión turística. La gentrificación, la tasa turística, la contaminación visual en el casco histórico, la gestión de los apartamentos turísticos, la gestión de los autobuses turísticos… debates que se realizaban y se dictaminaban en el consejo consultivo con todos los agentes que intervienen diariamente en la gestión del turismo, para posteriormente desarrollar el debate político necesario de cada tema en cuestión.

El Imtur con el mismo personal funcionaba bien, nada es perfecto, pero había un resultado positivo como se determinaba en las votaciones del consejo rector, que la mayoría fueron por unanimidad de todos los grupos políticos. También es justo recordar que en estos años se batieron todos los récords de visitantes y pernoctaciones. A partir de aquí debemos de hacernos preguntas, ¿a qué obedece la pretensión de Vox y del equipo de gobierno de disolver el Imtur?

En primer lugar, la disolución de un organismo autónomo no es fácil, son necesarios infinidad de informes para ello. Está además la cuestión del personal que trabaja en Imtur, trabajadores/as que tienen derechos y que no se pueden pisotear por el capricho de unos pocos. ¿Cómo se va a gestionar la disolución de este organismo autónomo, y sobre todo la gestión del personal?

En segundo lugar, si no tenemos el Imtur ¿desde dónde vamos a gestionar el turismo? ¿desde una delegación del Ayuntamiento? ¿vamos a crear otro organismo? Son preguntas necesarias que tenemos que resolver en primer lugar para saber hacia dónde vamos.

En tercer lugar, hay cuestiones que tiene que resolver el alcalde de manera inmediata ¿Cómo es posible que no haya responsabilidad política ni técnica ninguna sobre la gestión del Imtur? Ponemos un ejemplo gráfico, con los mismos trabajadores y trabajadoras el Imtur sacó adelante la municipalización del espectáculo nocturno del Alcázar, que conllevó también el ingreso por parte del Ayuntamiento de 1.400.000 euros en 2018. Este equipo de gobierno decidió cambiar la gestión y privatizarla para 15 años, y el resultado a día de hoy dos años y medio después, es que el espectáculo sigue cerrado y sin adjudicar, en un expediente de licitación con muchas más sombras que luces. Con un solo director general, se municipalizó y se ingresó; hoy su estado es cerrado, con el ejercito de cargos directivos que tiene la delegación de turismo y el Imtur: gerente, director general, subdirector y coordinador general, que cuestan anualmente 413.188 euros a la ciudad.

Y así tenemos muchos más ejemplos en los que no se han depurado las responsabilidades, por ejemplo: ¿Por qué el Imtur es el organismo que más se retrasa en pagar las facturas a proveedores? Quizás la respuesta no es tan fácil como insinuó el alcalde en el último pleno, poniendo la responsabilidad en las trabajadoras que parecen son muy lentas. Han pensado en alcaldía que es posible que los directivos manden facturas imposibles de justificar y por tanto de pagar, porque quizás esté ahí la cuestión del retraso; u otro ejemplo sangrante, cómo las subvenciones a empresas del sector, que tardaron un año en convocarlas y después de hacerlo, de 60 empresas presentadas, solo 9 consiguieron acceder a los fondos municipales, perdiéndose la mayor parte de la subvención. Y volvemos a hacernos la pregunta, ¿de quién es la responsabilidad? ¿del Imtur como organismo, o de sus directivos y presidenta?

En cuarto lugar, es complicado no hacerse la siguiente pregunta, ¿cuáles son los motivos por los que se disuelve el Imtur? y con estos motivos (ya les anticipo, sean los que sean). ¿Por qué no disolvemos la Gerencia Municipal de Urbanismo o el Imdeec, que funcionan como mínimo, igual que el Imtur? Esta es una cuestión importante, ya que según la explicación que se dé en los informes a la disolución del Imtur, es posible que se abra la puerta a la disolución de empresas públicas y organismos autónomos, llevando nuestro ayuntamiento a conformarse como un grupo de empresas privadas, gestionada por una multinacional.

En quinto lugar, es complicado entender que un acuerdo de presupuestos esté ligado a la disolución de un organismo autónomo, sobre todo porque no venía previsto en ninguno de los programas electorales de los partidos, ni tampoco en ningún acuerdo de gobierno de los firmados. Tan es así que tenemos que recordar que el actual equipo de gobierno contrató a una empresa catalana (cuya directiva fue Inés Arrimadas), la formulación de la RPT (relación de puestos de trabajo) del Imtur, por lo que se entiende que hace año y medio no tenían la menor intención de disolver el organismo autónomo. Por cierto, a modo de anécdota y para ver cómo los directivos y la presidenta han funcionado, de esta RPT, nunca más se supo, más dinero público perdido. Pero volviendo a la pregunta sobre la estrategia de disolución del Imtur, y en la que Ciudadanos y la actual presidenta la señora Albás, ya no pintan nada, ¿será una estrategia de Vox, que se ve como futura gestora del turismo en nuestra ciudad y quieren poner sus técnicos y peones en este mandato? Esta pregunta nos la hacemos entre otras cuestiones, porque la ultraderecha está en condiciones de “pedir la luna” en estos presupuestos, pero pide algo que no tiene mucho sentido en la actualidad, por lo que presuponemos que junto al actual alcalde están pensando en un hipotético acuerdo PP-VOX en 2023, y que esperemos que no ocurra por el bien de la ciudad. Y ¿será por esto que Vox ha decidido incumplir su promesa de no llevar a la fiscalía como anunció en los medios de comunicación las facturas de Fitur 2021?

Por tanto, hechas estas preguntas, y conociendo de antemano la mayoría de las respuestas. La disolución del organismo autónomo es una cortina de humo, por la que se quiere ocultar este fracaso, y ya de paso intentar organizar el acceso de la ultraderecha al poder en nuestro ayuntamiento, además aceptándole cada uno de sus caprichos. Depende de nosotros y nosotras que esto no ocurra, organicémonos y pongamos toda nuestra inteligencia colectiva para parar estos despropósitos, y crear una ciudad de todas y para todas.

* Portavoz del grupo municipal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Córdoba