Envasar la esencia de Córdoba como si de un perfume se tratara, no es tarea fácil. Entre otras cosas porque la ciudad que fundaron los romanos y que los enamoró hasta nombrarla capital de la Hispania Ulterior, ha seguido enamorando a los siglos y a sus diversas culturas. Todas ellas han sublimado su amor hasta ser sultana del Emirato de Córdoba. Y aunque los cordobeses sufrimos a veces de desmemoria conviene saber, repetir y hasta darle a los niños y niñas en sus primeras clases de historia como si de la primera papilla se tratara que durante el Califato, Córdoba se convirtió en la ciudad más habitada, culta y opulenta de Europa y un centro líder mundial de la educación. Y que durante la larga Edad Media europea, en Córdoba florecían las letras y las ciencias como su primavera, gestándose las bases del Renacimiento europeo. Y que las mezquitas, las bibliotecas, los baños y los zocos se prodigaban por la ciudad, además de contar con multitud de fuentes, iluminación pública y alcantarillado durante la época de mayor esplendor califal. Pero aquí no queda la cosa. La verdadera riqueza de Córdoba se ha quintaesenciado en sus gentes que han ido maridando e integrando todas las notas de ese perfume de siglos y cultura no solo en sus costumbres más solemnes, sino en su día a día. Expresar, glosar y seducir con un stand en Fitur, todo eso que es Córdoba y hasta lo que puede ser no es tarea fácil. De hecho casi que se convierte en pura alquimia. No obstante, el pabellón que se ha pergeñado y diseñado para la ciudad en Fitur 2022 se acerca con justicia a ese sofisticado y complejo sincretismo de arte y cultura que en Córdoba aún se mantiene vivo en su gastronomía, patios, monumentos, costumbres y fisonomía de dama eternamente joven y amada. El reto es presentar dignamente a Córdoba y esto se hace con acierto, el resto ella lo hace sola pues siempre enamora.

** Mediador y coach