¿Recuerdan ustedes la crisis del pepino de 2011? Aquella en que la ministra de la ciudad de Hamburgo Sra. Prüfer-Storcks acusó a los pepinos de España del brote de «E. coli». Esa Sra. se vio denunciada por negligencia en el desempeño de su cargo al señalar responsables sin haber ordenado los obligatorios contraanálisis que confirmaran o no la culpabilidad de los pepinos sospechosos y el Departamento de Sanidad de Hamburgo tuvo que indemnizar con más de 1.100.000 euros a dos empresas españolas por los perjuicios económicos ocasionados. El consejero andaluz de Agricultura por entonces, manifestó su satisfacción al obtener un reconocimiento de haberse tratado de una acusación infundada e injusta que provocó la peor crisis vivida en el sector hortícola español.

Ahora resulta que la crisis en el sector ganadero no la provoca una ministra alemana sino un ministro riojano, logroñés por más señas, que bien por efectos de los caldos de su tierra o por tener la boca llena de mazapanes montoreños con los que comparte gentilicio, presenta serios problemas para verbalizar correctamente lo que quiere decir.

En julio pasado empezó su cruzada contra el chuletón lanzando en sus redes sociales la campaña «Menos carne, más vida», añadiendo leña al fuego diciendo que los ofendidos eran hombres que veían afectada su masculinidad si se les privaba de sus barbacoas. Su slogan, en privado y en consulta, nos ha sido repetido por nuestros facultativos médicos hasta la saciedad, siendo una obviedad que carne, pescado, verdura e incluso agua, ingeridas sin medida, atentan nuestra salud, pero un ministro de consumo debería dedicarse a trabajar en sus competencias y dejarse de recomendaciones de contertulio televisivo de vida saludable.

Pues no Sres., no solo no se dedica a trabajar para vender lo suyo, lo nuestro, esto es, las excelencias de nuestra tierra, sino que vuelve a la carga y ahora declara en un medio extranjero que la carne que España exporta, procedente de macrogranjas, es de mala calidad porque esos animales sufren maltrato. Realizada la defecación verbal, dice que sus declaraciones son impecables y que están siendo sacadas de contexto.

Mire Ud., Sr. Garzón, no aclare más lo que ha querido decir y analice lo que ha dicho, que viendo cómo les fue a las barbas de la ministra de Hamburgo con los pepinos, igual su carnofobia le impide terminar su legislatura

*Abogada laboralista