Pues desde hace un par de meses sabemos que Corto Maltés volvió en 2011 a la ciudad de sus años juveniles, que es la nuestra. Eso sí un poco cambiado, rejuvenecido y sin su habitual gorra de plato y atuendo marineros. Aunque si con sus clásicos aros en las orejas, otra gorra tipo beisbol (en realidad una curiosa sucesión de ellas), cazadora «casual» y actividades «de fortuna», dentro de un orden, si bien conservando su descaro, acidez y particular sentido de la ética. Por entonces aún no tenia calle en Córdoba, así que cualquier día le entra la curiosidad y vuelve. Quizá a recoger un móvil que permanece bajo una losa de la Mezquita y que debió sonar poco mientras tuvo batería, ya que no constan testimonios de haberlo oído siquiera en la soledad de la noche... es un número que solo conocen la Naicho (los servicios secretos japoneses) y... bueno, una periodista muy particular.

‘Océano negro’ es la recreación que del personaje de Pratt han hecho los franceses Martin Quenehen y Bastien Vivès ofreciéndonos su particular visión del célebre marino en otro contexto temporal, pero conservando muchos lazos de unión con la serie clásica, desde el dibujo a los esquemas argumentales y a las referencias históricas, e incluso a su biografía Prattiana. De la obra canónica de su creador son continuadores dos españoles, Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero, que ya van camino del cuarto álbum dentro de su llamémosle ortodoxia original.

 La trama se desarrolla los días del atentado de las Torres Gemelas y hasta Colin Powell recibe la noticia charlando con Corto. Pero el álbum es todo un thriller, bien documentado y con numerosos guiños que en algún caso pueden pasar desapercibidos al lector poco avezado. Quienes hayan hecho turismo por Perú a lo mejor han subido a La Rinconada o les han hablado de la medicina Callahuaya. Y quizá en Japón habrán tenido noticia de los tres tesoros sagrados (la espada, el espejo y la joya) y su relación con el trono del Crisantemo... Esto y muchas otras cosas se mezclan en una aventura en la que sin embargo el protagonista central es un libro: ‘Los Comentarios Reales’ del Inca Garcilaso de la Vega nacido Gómez Suarez de Figueroa. Varón Insigne, perito en Letras y valiente en Armas. Enterrado en Córdoba donde escribió su famosa obra.  

El libro cae accidentalmente en manos de Corto, al que llama la atención un párrafo que habla de la riqueza en oro de Perú. Reza así: «El año de mil quinientos y cincuenta y seis, se halló en el resquicio de una mina, de las de Callahuaya, una piedra de las que crían con el metal, del tamaño de la cabeza de un hombre (...) toda ella estaba agujereada de agujeros chicos y grandes, que la pasaban de un cabo a otro y por todos ellos asomaban puntas de oro (...). Unas salían de la piedra, otras emparejaban con ella (...) en el Cuzco la miraban los españoles por cosa maravillosa; los indios la llamaban huaca (...) es decir cosa admirable...». El caso es que su dueño decidió traerla a España para presentársela a Felipe II «dado que por su extrañeza, la joya era mucho de admirar», pero la nao se hundió y con ella la piedra.

Solo que Corto Maltés no se lo cree y le sigue la pista hasta la capilla de las Ánimas del Purgatorio de la Mezquita- catedral cordobesa. Y allí bajo un mueble... ( ya saben: cuando se busca el tiempo suficiente algo que no existe, al final acaba por existir de alguna manera).

Bastien Vivés pasa por ser el actual enfant terrible del comic francés un género que también se ha adentrado hace pocos meses en la destrucción de la biblioteca califal de Alhaken II de la mano de Wilfrid Lupano y Leonard Cheminau en ‘La bibliomule de Cordoue’. En ella se entremezclan personajes históricos y ficticios en torno a los protagonistas que, perseguidos por los soldados de Almanzor, intentan salvar varios ejemplares señeros cargados sobre una mula.

Lupano se desplazó a Córdoba no solo para buscar referencias e imágenes para su libro sino que su ruta en coche le valió asimismo para diseñar la de huida de sus aventureros. En una mula se trasladaron también desde Marrakech los restos mortales de Averroes a Córdoba. Es famosa la frase de Ibn Arabí al ver su ataúd en uno de los serones, contrapesado por sus obras en el otro: «A un lado va el maestro y al otro sus libros. Mas decidme, sus anhelos ¿viéronse al fin colmados?». A salvar un volumen del filósofo acudió también a la Mezquita el Capitán Trueno. Al partir, cumplida su misión, volvió la vista hacia nuestra ciudad aplicándole los versos de Ibn Zaydun a Wallada: «Al perderte mis días han cambiado y se han tornado negros, cuando contigo hasta mis noches eran blancas».

Y si por azar, pasando cerca de la Capilla de las Ánimas, alguien oye el timbre de un móvil, quizá pertenezca a algún visitante cercano. Pero si nadie se apresta al suyo y sale como del suelo... En fin, aprovechen para leer los ‘Comentarios Reales’, disfrutarán de cuanto narra y de un precioso castellano.