La primera columna del año siempre conlleva una gran responsabilidad. Yo he decidido recurrir a la sabiduría que nunca falla, esto es, a Mafalda. Hay una viñeta en la que Susanita y ella pasean reflexivas por la ciudad. Entonces, Susanita pregunta: «¿Cómo será el año que viene?». Mafalda responde: «¡Muy valiente, porque como anda la cosa, animarse a venir...!». Eso mismo pienso yo, porque 2020 había sido un año horrible que apenas había existido, un año robado del que creíamos que íbamos a salir siendo mejores personas, y 2021, que también ha contado poco, nos ha demostrado que no, que responsabilidad y civismo hay casi nada, y sobre todo entre la clase política.

Con dicho panorama, yo también me pregunto cómo se ha atrevido 2022 a aparecer por la puerta tras las campanadas. No sé, yo me esperaba una especie de cortocircuito en plan efecto 2000 y que todo se fuera al traste definitivamente y que solo me quedase refugiarme con mi gata o con mis amigas pero no, aquí está él sacando pecho por sus antecesores, mientras estos cantan en dueto «o sé cómo te atreves» de Los Planetas con ‘La Bien Querida’ (¿o soy yo la que canta?).

Creo que podemos encontrarnos ante dos escenarios: que sea más de lo mismo, esto es, que sigamos a la deriva como en 2020 y 2021, o bien que, como Mafalda precide, sea un año valiente que viene para plantar cara a la situación. Como siempre, las grandes decisiones escapan a nuestro control pero está en nuestras manos decidir con qué ánimo recibimos al 2022, si nos dejamos llevar por la corriente y que sea más de lo mismo o si resulta que las valientes somos nosotras, que nos hemos dignado a recibirlo con la que nos ha caído.

No sé, yo quiero recuperar un poco el control de mi vida como sea, que 2020 y 2021 me lo han arrebatado bien. Creo que eso es un gesto valiente. Pienso aislarme en el 2º izquierda a darle a mis poemas y mis proyectos y ver mucho a mis amigas, que son las que me devuelven a mi lugar en el mundo, y pasar más de todo aquello que me daña, aunque me duela tener que pasarlo por alto. Y que sea lo que tenga que ser.

Este año no he hecho un gran mensaje de felicitación. He escrito: «Feliz lo que venga» o «Feliz seguimos vivas», que en mi cabeza se traduce en: «Que aguantes bien la que te caiga y a brindar, que has resistido estos dos últimos años, que no es poco, y esto son dos días y casi todos vienen nublados así que oye, mejor brindar y seguir cabalgando, a pesar del dolor».

** Escritora