Hace muchos años oí de los labios de ese gran poeta que es Carlos Clementson una frase que se me quedó grabada: «Córdoba debe salir de esa larga siesta de sus 2.000 años de historia». El largo tiempo transcurrido le ha dado la razón, pues, pese a tenerlo todo, una de las mayores extensiones de terreno de España, patrimonio histórico, ser enclave de comunicaciones, un urbanismo modélico, una Universidad que apuesta por la innovación, algunos empresarios modelo, el encanto típico de sus gentes, etc., no salimos de ese letargo. Sin embargo, algo parece que va a cambiar en la ciudad y, en consecuencia, en la provincia. Ello se debe a ciertos proyectos que, en contra de lo habitual, parece que cuentan con el respaldo de todos y de los que se ha dado buena cuenta en las páginas de este Diario. Me refiero a la Base Logística del Ejército que será una realidad en 2026 y al convenio con la Fundación Thyssen-Bornemisza Art Contemporary TBA21 (TBA21) que va a dar contenido al Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A).

Las cifras de la Base ponen de manifiesto su importancia, ya que no representa un cambio logístico, sino un salto tecnológico, por lo que se va a convertir en un centro de referencia en la Unión Europea: el Core, donde se ubicará el mando, y dos centros. De un lado, el de abastecimiento, de unos 45.000 metros cuadrados. Será un almacén completamente mecanizado, con drones y pantallas para la captura de datos en planta, al instante. De otro, el de mantenimiento, de unos 100.000 metros cuadrados con un taller principal, zona de diagnosis e ITV, pista de pruebas y galería de tiro, con unos 150 box para vehículos. Contará con campas a lo largo de 60.000 metros cuadrados con una pista de pruebas. La Base se completa con un centro de calibración y ensayos, un comedor, un edificio socio-cultural, un museo, un centro de gestión de residuos, una electrolinera, un aparcamiento en altura y lavandería, otros talleres de servicios, un helipuerto, instalaciones deportivas, una escuela infantil y un botiquín, además de los alojamientos. En total, trabajarán 1.800 personas de las que más de 700 serán militares.

Su ubicación en Córdoba la ha convertido en un foco de atracción de empresas auxiliares, como la implantación de Robocord, la ciudad de la robótica terrestre y aérea, para probar drones y robots terrestres, que se estima puede generar 11.000 puestos de trabajo. También va a solucionar la situación del aeropuerto, una de nuestras asignaturas pendientes, como el primero especializado en vuelo de drones y, sin duda, con uso civil y militar.

Por otra parte, el Ayuntamiento de Córdoba, la Junta de Andalucía y TBA21han firmado un acuerdo por el que se comprometen a la creación de proyectos culturales durante un plazo de tres años en la ciudad en relación al C3A y que la convertirá en referencia mundial del arte contemporáneo, ya que, hasta el momento, la entidad únicamente centraba sus actividades en Viena y Madrid. De esta manera Córdoba une su nombre al apellido Thyssen y completa otra de sus asignaturas pendientes, como era la falta de un museo de arte contemporáneo.

Ambos proyectos se completan con otros que están en ciernes. Algunas multinacionales están estudiando ubicar en la provincia sus centros logísticos y Málaga se postula para albergar la Exposición Universal de 2027. De prosperar esta iniciativa, Córdoba habrá de estar junto a la ciudad hermana desde el primer momento, por las sinergias que se producirán.

Tal y como podemos comprobar nos encontramos ante un futuro prometedor. Hace falta que nos lo creamos y todos, capital y provincia, rememos en la misma dirección. Tal y como decía Machado: «Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar». Aprendamos del poeta y dejemos atrás la siesta de mi querido Carlos Clementson.