El tema de moda en el mundo digital es el de los llamados Tokens No Fungibles (NFTs por su acrónimo en inglés). Veamos de qué se trata.

Un negocio necesita fondos para desarrollarse. En la economía tradicional se emitían acciones, y las empresas contaban con activos físicos (almacenes, máquinas). En la economía digital lo importante son los intangibles, y además el riesgo es muy superior. Los emprendedores pueden buscar fondos comerciando con las expectativas de negocio, formuladas y publicadas en un ‘white paper’, según la jerga.

Es importante, para empezar, descomponer los términos de la expresión. Un token, según William Mougayar, autor de ‘The business blockchain’, y citado por el BBVA, es «una unidad de valor que una organización crea para autogestionar su modelo de negocio, y capacitar a sus usuarios para interactuar con sus productos, al tiempo que facilita la distribución y el reparto de recompensas y beneficios a todas sus partes interesadas». Es decir, que alguien que va a empezar un negocio digital puede crear tokens, y quienes confíen en ese negocio pueden comprarlos, invirtiendo de manera más fácil y con menos trabas regulatorias que si se tratara de una compra de acciones de un negocio tradicional. La economía de los tokens se basa en los smart contracts y en blockchain, un jeroglífico para el común de los mortales. La confianza mutua y la tecnología sustituyen a intermediarios como los mercados bursátiles.

Por su parte, en economía se habla de fungibilidad para describir la propiedad de un bien o una mercancía cuyas unidades individuales son esencialmente intercambiables, siendo cada una de sus partes indistinguible de otra. Un bien fungible es reemplazable y se consume con su uso. Un bolígrafo es fungible, como lo es un tornillo. Así, algo no-fungible es algo único, y es precisamente esa cualidad la que le confiere valor en el mercado.

Lo que permiten los NFTs es crear un mercado mundial de activos digitales, que deberían ser únicos, como las obras de arte. Y es el mercado el que habla: 10.000 millones de dólares comercializados en el tercer trimestre de 2021, según la Harvard Business Review. Sin embargo, un estudio recién publicado en la revista Nature revela que el 10% de los usuarios controla el 85% del mercado, que tres cuartas partes de los NFTs valen menos de quince dólares, y que apenas uno de cada diez puede ser una pieza artística. A partir de estos datos que cada cual saque sus propias conclusiones.