No cabe la menor duda de que en las fiestas navideñas, como por magia, no solo se alumbran las calles, sino que también se alumbran nuestros corazones y rostros, se reúnen las familias, y se felicitan los amigos, cada uno a su manera, todo porque celebramos el ritual del nacimiento de Jesús, que nos une y nos despierta la ternura y la unidad. Mas esto no debe suponer el olvido de las personas excluidas y descartadas, sino que nos debe servir también para reflexionar sobre dichas personas e ir más allá de atenciones puntuales.

Stephan Lessenich, sociólogo alemán, en su último libro traducido al español, ‘La sociedad de la externalización’ (Edit. Herder.) reflexiona sobre sociología política, desigualdad social y capitalismo, aseguras que el sistema que hemos construido promueve la exclusión y las desigualdades, y que el capitalismo moderno o economía de mercado no existiría sin esa parte de la población más empobrecida.

Es en la crisis sanitaria actual una oportunidad para reinventar el capitalismo y buscar ese sistema económico más justo pues esta crisis abre una ventana de oportunidad para reflexionar sobre las consecuencias del estilo de vida occidental. Se ha hecho más que patente que las sociedades a lo largo y ancho del globo necesitan un sistema de salud que haga justicia a su nombre, un número de bienes públicos con los que todos puedan contar y a los que acudir en tiempos de crisis y, a la vez, nos ha demostrado que podemos renunciar a muchas cosas que no son vitales si las circunstancias nos obligan a ello. Y siempre nos enfocamos en esta última parte, pero si queremos movilizar la democracia para crear un sistema que sea más participativo e inclusivo, tenemos que centrarnos en todos esos elementos excluyentes de las democracias actuales. También los valores sirven hoy como objeto del consumo individual. Se convierten en mercancías.Valores como la justicia, la humanidad o la sostenibilidad son desguazados económicamente para aprovecharlos. Cambiar el mundo consumiendo: eso sería el final del cambio necesario.

También, dice Lessenich que «esta crisis es una oportunidad para reflexionar sobre las consecuencias del estilo de vida occidental» El problema del discurso es que siempre nos referimos a las decisiones de compra y creemos que con ellas podemos cambiar el capitalismo y las estructuras de desigualdad, se trata de democratizar la economía. El capitalismo es una gran maquinaria que crea determinadas necesidades y deseos en la gente y el consumidor decide si comprar o no. Promover el crecimiento sostenible no deja de ser apoyar el crecimiento económico constante en el futuro.

Más allá de las contradicciones, tal vez la solución esté en centrarse en la reorganización del trabajo para que la gente tenga oportunidades de vida. Si sumamos no solo el covid-19, sino también la crisis financiera, la de refugiados y la climática de la última década, parece que tendrá que haber más crisis en un futuro para que, de una vez por todas, aprendamos que el estilo de vida de occidente no es sostenible. Esta reflexión sería un buen presente para Jesús.