¡Madre mía! Ya ni en estas fechas navideñas puedo relajarme, dándome una tregua para las relaciones humanas, por más que la publicidad me insiste en que son fiestas de paz, felicidad, alegría, expansión y a vivir que son dos días. La cosa se va poniendo cada vez más chunga de un año para otro. ¡Ahora este diciembre resulta que para dirigirme a quien sea tengo que rogarle antes que me entregue un cuestionario! Es para no meter la pata en cualquier cosa que le pueda decir con mi mejor intención de resultar agradable y regalar felicidad. En este cuestionario tienen que aparecer distintos apartados: Que si a esa persona le tengo que desear «feliz Navidad» o solo «felices fiestas»; que si le puedo bromear con si se ha puesto la vacuna o si no existe el virus; que si está con el maltrato animal por comer pavo, o si cenará sopa de coles con arroz; que si cree en los Reyes Magos o en Papá Noël o ¡venga ya con estas tradiciones de derechas!; que si cenará con mascarilla o con cotillón; que si pone belén o árbol de Navidad o ¡venga ya con estas fiestas capitalistas, burguesas y consumistas!; que si beberá champán o cava o zumo de zanahorias; que si comprará en una cadena de almacenes o en un mercadillo ¡o venga ya el imperialismo yanqui!; que si saldrá de viaje o se quedará en familia o ¡venga ya con tener que hacer lo que todos hacen!; que si comerá turrón, mazapanes, mantecados o ¡vaya rollo de cenas navideñas y de empachos a la fuerza!; que si rap o villancicos o ¡venga ya esa música cateta!; que si comida de empresa o aislamiento preventivo... Cada año vamos rizando el rizo, y cada vez me lo ponen más difícil. Y menos mal que no estoy por allí, por los sublimes, egregios, puros, diletantes, superiores nacionalistas, porque entonces o soy un caganer centralista o el tronco del Tió, en el que yo reciba los palos hasta acabar apedreado, esputado, o desollado o quemado vivo con mi idioma. Está visto que no conseguimos raernos el traje de inquisidores. Siempre esa mirada hosca de a ver por dónde me vas a salir con lo que me vayas a desear. Ten cuidado, que te pego un corte de no te menees. Porque el caso es andar siempre con la escopeta montada, y yo corrigiéndome para conseguir una figura correcta, educada, neutral, agradable y tengamos la fiesta en paz.

* Escritor