Miro la sonrisa pacífica, la boina y la barba blanca de Ernesto Cardenal sentado a mi lado mientras sostengo el magnetofón y deduzco que en la vida hay dos tipos de políticos y de personas: quienes se mantienen en el poder a pesar de todo, como Daniel Ortega, el reelegido presidente de Nicaragua, o quienes se parecen al ministro de Cultura de aquel país en los años ochenta, Ernesto Cardenal, al que Juan Pablo II reprendió en público y suspendió a divinis y al que el papa Francisco le levantó ese castigo. Ernesto Cardenal abandonó el Frente Sandinista de Liberación Nacional en 1994 en protesta contra la dirección de Daniel Ortega.

Es imposible, cuando llega el momento, no acordarse de los países en los que hemos depositado nuestra simpatía en algún momento, como Nicaragua y aquella película de corresponsales de guerra Bajo el fuego, y Cuba, a cuyos gobernantes los obispos piden «un gesto de indulgencia» para que «sin temor a intimidación y represalias, toda persona pueda ser escuchada… especialmente los más empobrecidos y vulnerables» porque da miedo pensar que sólo nos atraiga ese país por sus playas de arena blanca como el azúcar, sus legendarios cigarros puros y el cabaré Tropicana.

Ha muerto don Manuel Nieto Cumplido, archivero de la Mezquita-Catedral, que también fue profesor del Seminario San Pelagio, donde me dio clases de Historia de la Filosofía

Parece como si la soledad de los pueblos en otoño, esa que se nota en la belleza de las fotografías que los espectadores mandan al Tiempo del Telediario, nos hubiera entrado por el ahora bajo rendimiento económico de las vacas gallegas, debido a la subida del gasoil, pero también por la vida de las huertas y los animales. Y por dar a conocer que el mundo se mueve también por otros lugares que no son Madrid o Barcelona. Ahora que quieren quitar los estudios de Filosofía -- a los que dediqué media vida, igual que mi hija, que es profesora de esa noble y necesaria materia--, se muere don Manuel Nieto Cumplido, canónigo archivero cuya vida transcurría en la biblioteca de la Mezquita-Catedral, y que también fue profesor del Seminario San Pelagio, donde me dio clases de Historia de la Filosofía, asignatura en la que utilizábamos los dos tomos del teólogo y filósofo alemán Johannes Hirschberger, que ahora ha reeditado Herder, que empezaban con los filósofos presocráticos y terminaban con Husserl. Eran aquellos tiempos en que el día de Santa Cecilia se hacía notar por la música culta, como mañana lo harán jóvenes pianistas en la Real Academia, donde resucitarán a Chopin, Bach, Schubert y Rachmaninov.

Dicen que el tren tira de la población. Lo comprobó la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya hasta 1989

También por estos días de noviembre nos hemos acordado de Franco, amante también del poder, como Daniel Ortega, cuya muerte –el 20 de noviembre- liberó a España de una dictadura que duró cuarenta años. Y que impedía que la gente saliese a la calle a protestar, reducía el espacio cívico e impedía la reivindicación de derechos. Protestas que siguen, como las peticiones de más empleos, mejora de los servicios públicos, pensiones y salarios dignos. Y que cinco mujeres –Yolanda Díaz, Mónica Oltra, Ada Colau, Mónica García y Fátima Hamed Hossain- quieren hacer realidad lo más pronto posible.

En el teatro El Silo de Pozoblanco, antes un almacén de trigo por donde pasaba el tren camino de la estación, la asociación Piedra y Cal presentó el jueves 18 el libro El Ferrocarril. Fuente del Arco-Peñarroya-Puertollano-San Quintín 1895/1970, una obra que en Los Pedroches evoca al automotor --cuando las minas eran el padre y la madre del ferrocarril- aquel tren en que los estudiantes de la zona iban a examinarse de bachiller a Puertollano y más tarde lo cogían para ir a estudiar a Peñarroya-Pueblonuevo del Terrible, pueblo más adelantado en moda y vivienda que Córdoba debido a las minas. Dicen que el tren tira de la población. Lo comprobó la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya hasta 1989. Cuando el tren de alta velocidad avisó al automotor.