Nadie quiere concurrir ahora a sus elecciones, empujar a las de otros les resulta más atractivo sobre todo para ajustar los cálculos de sus propias posibilidades. Juanma Moreno se encuentra cómodo en esta legislatura bien empastada hasta este momento con Ciudadanos, demostrando que puede hacer un Gobierno alternativo al socialismo andaluz que mantuvo el Ejecutivo durante treinta seis años. En esta primera alternancia de poder, el presidente quería demostrar su capacidad para mantener una legislatura normalizada y alcanzar un expediente de gestión. Aunque las encuestas le dan un buen resultado, la mayor dependencia de Vox, con Macarena Olona en cabeza, no es del agrado de un hombre que proviene del sector sorayista del partido, de un pasado de centro democristiano irreconocible en el PP de Ayuso.

A Pablo Casado después del desastre catalán, de la inicial dulce victoria de Ayuso que ahora se le está atragantado, unas elecciones andaluzas victoriosas para los populares le vendrían bien como contrapeso interno y como efecto arrastre que siempre han supuesto los casi cuatro millones de electores y los 61 escaños que aportan. Pero otro cantar es volver a competir como cabeza de cartel en unas generales cuando sabe que es su última oportunidad y hay muchos compañeros esperando verlo caer, con Vox como indispensable compañero viaje, y ninguna otra alianza a corto plazo en espera de ver como la España Vaciada pasa de potencia a acto.

Para Pedro Sánchez quizá no hay peor momento que el actual con todas las reformas económicas y sociales extendidas encima de la mesa sin que todavía se consiga cerrar la más esperada, la laboral, y sin que los fondos especiales europeos se hayan desplegado en su totalidad. Tiene a su izquierda un movimiento cambiante entre Podemos, Frente amplio, Más País, Compromís, En Comú Podem que no va a facilitar el liderazgo de Yolanda Díaz por mucho que los sondeos la celebren como la líder mejor valorada. Pero como ya sabemos, el desempeño personal solo es un pequeño apartado dentro de la complejidad de las organizaciones políticas, su implantación y alianzas. Un nuevo vaivén en las fuerzas catalanas ahora que los bloques empiezan a agrietarse con la salida de la CUP, tampoco es deseable para Sánchez, que necesita del pragmatismo de ERC no solo para sacar adelante sus presupuestos sino para continuar con el intento de encaje de Cataluña en este continuo proceso de transformación territorial hacia ninguna parte que llevamos viviendo más de veinte años. La España vaciada necesita tiempo para consolidarse y elecciones autonómicas como prueba de despegue antes del examen final.

*Politóloga