Cosmopoética abrió de nuevo sus puertas para desnudar el universo de los sentimientos, presentados en iniciativas para pequeños, jóvenes y mayores. En diálogos profundos, con lecturas declamadas o desde el lirismo musical, en formatos diversos de talleres, coloquios, perfomances y audiciones que dan color a esta decimo octava edición, que nos acerca a Portugal como país invitado, entre otro guiños, como esa mirada lúcida y agradecida a las mujeres del Grupo Cántico.

En este mundo materialista, en el que la prisa mata sin darnos cuenta, pareciese que un evento poético se tratase de un certamen minoritario, destinado a un grupo selecto y exclusivo de eruditos y literatos que se ensimisman en el cuidado de las palabras a las que dan forma, desde su burbuja de cristal. Nada más lejos de la realidad. La poesía apela a nuestra sensibilidad, son sentimientos e historias que sacan lo más profundo y común que todos llevamos dentro. En cualquier parte, por encima incluso de latitudes y coordenadas. El amor, la fragilidad, el sentido de trascendencia, la frustración, la soledad, la alegría, la indiferencia verbalizadas y comunicadas a través de la palabra, de la poesía, no tienen fronteras y suponen una mirada introspectiva hacia lo que nos define como seres humanos, en nuestra dimensión más profunda. Pero también la poesía puede ser una mirada transversal y externa, solidaridad y denuncia, queja y alerta, dolor y escarnio, liberación y verdad que nos interpelan sin adoctrinarnos, como manifiesta el poeta portugués Nuno Júdice.

Lo que realmente sí está al margen de nuestra cotidianeidad, por mucho que se afanen por todos los medios y a todas las horas, son esos titiriteros de la farándula, los comediantes de cada farsa que se quieren apropiar de nuestro presente, fagocitar nuestras esperanzas y robar nuestro pensamiento. A poco que te me muevas y te relaciones, te das cuenta que el común de las personas está en otras cosas, en sus dolencias y alegrías, en sus afanes y querencias, saliendo adelante y consumiendo la vida, más que en estrategias o imposturas.

Cosmopoética nos brinda además, presencias de hondo calado, como la del nigeriano Wole Soyinka, el primer nobel de literatura africano, que nos alertó como el poder no tolera la libertad, como vemos en tantas partes del mundo. Quien tras pasear su docencia por muchas universidades norteamericanas, rompió su residencia, opuesto a la retórica del odio del presidente Trump. Porque la poesía, sobre todo, es testimonio y honestidad con uno mismo. Uno de los poetas portugueses más importantes de todos los tiempos, Fernando Pessoa, decía que la literatura existe porque el mundo no basta. Para el hombre común, sentir es vivir y pensar es saber vivir. Para mí, dice el escritor, pensar es vivir y sentir no es más que el alimento para pensar. Sentir es crear.

* Abogado y mediador