En una ocasión, me tocó discutir con un policía sobre la conveniencia de un artículo en el que una mujer a la que habían perseguido cuando caminaba sola por la calle contaba su experiencia. El agente me dijo que creaba alarma social, yo apelé al derecho, en este caso de las mujeres, a estar informadas, para ser más precavidas, para que no le tocara a otra y la consecuencia pudiera ser peor.

Me pregunto si, de haber estado informados los vecinos de Lardero de que vivía en su zona un condenado por asesinato, agresión sexual y abuso de menores, el niño asesinado aún estaría vivo. No quiero frivolizar, ni culpar a nadie, porque el único culpable aquí es el asesino, al que irónicamente ahora se ha trasladado a otra prisión por su «seguridad».

Cuando aparece un caso semejante, todo el mundo se pregunta si se podía haber evitado y si la Justicia sirve para algo y la cárcel para reinsertar. Uno de los argumentos en contra de la prisión permanente revisable es que la Constitución especifica que la finalidad de las penas de cárcel es la «reinserción y resocialización» de los condenados. No se entendería entonces que se informara a la población porque podría conllevar un linchamiento del reinsertado, en los casos graves y prejuicios de todo tipo.

Pero lo que no parece razonable es que no se informe a los cuerpos de seguridad de su zona de residencia, al menos para estar pendientes y, si se da una situación como la de la niña que denunció que habían intentado secuestrarla unos días antes de la muerte del niño, se investigue la posibilidad de que sea el condenado en libertad.

No digo que todos los condenados salgan de prisión y vuelvan a delinquir, pero hay más casos de los que nos gustaría y, sin información a las fuerzas de seguridad, no hay posibilidad de protección para las posibles víctimas. En casos tan graves como el de Lardero, un plus de vigilancia no hubiera venido mal. Eso a pesar de su «buen comportamiento» en prisión y fuera hasta que asesinó presuntamente al niño. El celo a la hora de tomar la decisión de que vuelva a la calle debe ser máximo.

¿Se planteará ahora la prisión permanente revisable? Desde luego, lo que cabrea a la población es que parezca que los derechos del delincuente están por encima de los de sus posibles víctimas. En este caso, algo ha fallado, la familia del niño no tendría que estar apelando a que no vuelva a ocurrir.

*Periodista