La pandemia es así: nos ha ido remetiendo dejando fuera cosas, pensamientos, personas, caminos, planes, libros, pero en el reencuentro con lo dejado fuera (u olvidado por dentro) hay hallazgos felices, como el de un bello libro de José Luis Argüelles: ‘Protesta y alabanza’, 38 poemas en papel color crema con el justo gramaje (Editorial Impronta, del último diciembre); lo había tenido entonces abierto entre las manos y apreciado sus versos como seres dispersos en una plaza pública, o las notas que cuelgan en un basso continuo, sin reparar en éste ni caer en la cuenta de que les da el sentido y nos cuenta una vida; es un libro redondo, de terso clasicismo y palabra segura, en el que su autor querría (o tal vez lo imagino) darse por encerrado «en el ojo del tiempo / que nos crea y olvida»; mas la belleza es terca en no darnos descanso, y nos tiene, al tenerla pillada en su secreto.