Hace ya bastante tiempo que tuve la intención de regalarle al señor Casado -¡que lástima de hijo!- un ábaco, instrumento fácil de manejar para realizar operaciones aritméticas sencillas. Y ello porque en su despropósito de ocupar la Moncloa lo antes posible, pretende echar a Sánchez de la Presidencia del Gobierno sin tener en cuenta la suma necesaria para tal empeño.

Junto con el ábaco tenía pensado regalarle el disco con la canción de la irrepetible Lola Flores cuyo estribillo dice así: «Una y una, dos; dos y dos son tres; no sale la cuenta porque falta un churumbel».

En efecto, con el descalabro electoral que sufrió el señor Casado en las últimas elecciones generales ¿qué clase de operación aritmética realizaba para mantener tan irrealizable pretensión, habida cuenta de su realidad electoral en caladeros tan importantes como el País Vasco y Cataluña?

Pero, bueno, parece ser que, con ábaco o sin ábaco, ha debido recibir unas lecciones rápidas de aritmética para políticos, tras las cuales «se ha retratado adecuadamente» al decir que con el 30% de los votos gobernará. Claro está, si el PSOE se abstiene, como ocurrió con el último gobierno de Rajoy. Es obvio, pues, a pesar de las convenciones «semanales» que organice para ¿consolidar? un liderato carismático que nunca ha tenido ni tendrá, que «el nuevo régimen político» que propició el Aznarísimo, le ha dejado huérfano de las «muletas» periféricas (País Vasco y Cataluña) que inevitablemente necesitaría para gobernar, a no ser que esté manejando un escenario político de naufragio electoral total del PSOE, escenario, hoy por hoy, muy poco probable.

En efecto, esas desmesuradas ansias de San Casado de Asís por «okupar» la Moncloa denotan el nerviosismo que lo invade cuando, faltando más de dos años para agotar la actual legislatura, el Gobierno de coalición gestionará los ingentes fondos europeos, fondos que a través del multiplicador del gasto se propagarán y afectarán positivamente a toda la sociedad española. Es posible que al ilustre licenciado de «Harvaravaca» alguien de su equipo le haya explicado lo que es el multiplicador del gasto, provocándole tal estado de ansiedad que ha montado la pasada semana -con sus niñatos y chiquilicuatres (versión de Esperanza Aguirre)- un auténtico espectáculo circense en el que, imprevisiblemente, los leones se han comido al domador: Se traen como padrino de la Convención a Nicolás Sarkocy, condenado en firme por corrupción; al ínclito Vargas Llosa, en puro estado gagá y con un sorprendente concepto de la democracia (tacha de equivocado a todo aquél que no vote al PP); su partenaire, y sin embargo enemiga política, la reina de los bares, Isabel Díaz Ayuso, arremete contra el Papa Francisco (antes utilizaron a otro Papa para llenarse los bolsillos en Valencia, lugar donde han cerrado la «ceremonia de la confusión»), etc.

En fin, la iglesia Aznariana ha alumbrado un nuevo santo, San Casado de Asís - ¡qué lástima de hijo! - que, ni con barba, logrará habitar en la Moncloa. Hoy día, cualquier chiquilicuatre -como ocurría con Susana Díaz y ahora con la «inefable» Ayuso- confundido por su corte de aduladores, se siente capacitado para ser presidente del Gobierno de España. Como diría Forges: ¡País!

** Economista