Sobre el pedestal pegado a sus pies de barro se alzaba la efigie del adorado adalid, de prognata mandíbula pétrea como espolón de proa en la faz erguida de su mayestática figura, cuyos ojos entornados miraban de soslayo y de huidiza manera a los súbditos agradecidos de su proverbial magnanimidad, exaltados, entusiastas, radicales, feroces y nada reflexivos, los cuales se agrupaban y se postraban a su alrededor aclamándole y vitoreándole acaloradamente. Al estafermo se le veía, cruzándole el pecho hinchado de vanidad, la orlada banda carmesí donde se había escrito con letras de oro el lema masónico del Gran Oriente Francés correspondiente a la incentivada revolución que por el momento encabezaba: «Liberté. Égalité. Fratenité».

Detrás, ladinamente ocultos entre la multitud vociferante, o protegidos en la sombra de las moles previamente asaltadas, epítomes del desentendido, lánguido y decaído régimen, otros individuos de semejante condición se escondían mientras aguardaban el desarrollo de los acontecimientos que ellos mismos, merced a los adecuados intermediarios, habían provocado soliviantando el ansia de revancha, rencor y resentimiento de la exaltada multitud, adocenada por la pobreza, la ignorancia, el vilipendio y el analfabetismo. Mas pronto surgieron otros ecuánimes prohombres de preclara filosofía práctica que aducían la defensa de la razón como inteligente e ineludible cuestión de Estado, y que no tardarían en enfrentarse por hacerse con la mayor porción de la presa abatida, como lobos o hienas ante la carroña ofrecida por la naturaleza, y que urdían la forma y las alternativas, en principio de común acuerdo, de deshacerse lo más pronto posible de la vacía estampa del vitoreado adalid, héroe de las masas revolucionarias. Aquellos intereses venían de lejos. Ellos habían deambulado por la vieja Europa de un sitio a otro desde hacía muchos siglos, esperando la venturosa oportunidad que le ofreciese la sociedad donde estaban establecidos, muchos insertos en sus instituciones, o confundidos con sus actividades entre la variopinta ciudadanía.

** Doctor ingeniero agrónomo. Licenciado en Derecho