Persona torpe a la que se le derrite el cucurucho de helado en la mano. Hay madres que se toman con disgusto los chorreones que deja en la ropa de su niño el helado derretido. He aquí una reacción frecuente: «Hijo, por Dios, mira cómo te estás poniendo la camisa y el pantalón, perdidos de chocolate. Otra vez a lavarlos. Te dije, Manolo, que no le compraras el cucurucho de helado al niño, que está alhelado y se le acaba derritiendo en las manos. Qué desastre».