En la quinta ola de la pandemia Covid-19 hemos asistido a la progresiva disminución de casos de contagios y reducción de fallecidos. Esta realidad ha permitido salir a la calle sin mascarilla y mejorar las actividades laborales, sociales y lúdicas impensables hace algo más de un año. La vacunación del setenta por ciento de la población nos ha hecho albergar esperanzas de terminar con una epidemia que ha asolado a la humanidad con más de cuatro millones y medio de fallecidos, muchos de ellos, familiares, amigos o conocidos. Hemos vuelto a cierta normalidad.

Pero el mundo cofrade está dolido porque las medidas sanitarias y de concentración de población no permiten, a día de hoy, la salida de procesiones, romerías, traslados y costumbres centenarias de veneradas y queridas devociones de los pueblos cordobeses. La Virgen de Belén de Palma del Río no tuvo romería; la Fuensanta de Córdoba no saldrá y la Virgen de la Sierra de Cabra bajará en un transporte especial. Todos los católicos marianos no podrán caminar junto a sus queridas patronas. El pueblo en general lamenta estas decisiones aconsejadas por las autoridades, aprobadas por los responsables cofrades y difícilmente asumibles, pero la salud es lo primero como he leído en este periódico en boca de un responsable municipal del ayuntamiento de Córdoba.

Las medidas sanitarias sobre manifestaciones religiosas nada tienen que ver con un supuesto anticlericalismo o persecución de la Santa Iglesia Católica. Nada que ver con alcaldes de izquierdas o derechas. Nada que nos haga pensar en directrices ideológicas. Cualquier responsable político solo actúa en cumplimento de unas normas establecidas por gobiernos democráticos, en el ejercicio de su responsabilidad, independientemente si es comunista, socialista, ciudadano o popular. Y la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero. Pero, en el río revuelto se puede pescar confusión. Por favor, ruego encarecidamente que ninguna persona por expresar su opinión sea conducida a la Inquisición del siglo XXI. «Ca uno es ca uno».

* Historiador