Muchos creen que Sandeep Kumar Gangaram y otros inventores están descubriendo la pólvora en el siglo XXI. Yo no me río porque este joven haya inventado el botijo en la India ahora cuando en el mundo mediterráneo casi ha dejado de utilizarse. Sandeep es máster por el Departamento de Diseño Industrial de la ITT de Madrás y acaba de inventar unas botellas de terracota (arcilla, arena y agua) para mantener el agua potable a una temperatura fresca y luchar contra los plásticos de las botellas. No me río, ya digo, porque ello indica una loable preocupación por la calidad de la vida de la gente y por el medio ambiente, pero sí me extraña que un universitario de este nivel no usara antes internet para documentarse sobre este proceso que tiene varios miles de años de antigüedad. ¿O sí lo consultó y le vio enseguida la punta comercial en todo un subcontinente indio de más de mil millones de posibles clientes? Por eso no me río, igual hay que aplaudir su espíritu empresarial y reírnos, esta vez sí, de nuestra apatía mediterránea de no saber disfrutar ya ni difundir las enormes ventajas de nuestra forma de vida para adoptar las ajenas mucho menos saludables.

Otro caso del que quizás sí hay que reírse es de que en Glasgow, Escocia, con la misma intención de suprimir botellas de plástico, las autoridades hayan descubierto a estas alturas las fuentes públicas de chorrito. En fin, esto es lo que hay. Hay muchas risas también porque la firma Nering Industries ha inventado el molino de agua, o sea, la noria, para producir electricidad ecológicamente. Bueno, no se reirían tanto algunos si se molestaran en ver el producto, que, en efecto, es innovador en cuando es pequeño, manejable y puede instalarse en corrientes medianas para pequeñas localidades y explotaciones agrícolas, es desmontable y exige un mantenimiento bajísimo. Y, ahora, el mea culpa. Cuando empecé a escribir este artículo yo iba a reírme también de estos inventos, ha sido cuando me he puesto a reflexionar y a consultar cosas cuando he cambiado de actitud en unos veinte minutos. Lo cual demuestra que internet no sirve sólo para opinar chorradas. También para aprender.

* Escritor @ADiazVillasenor