Mis queridísimos maestros y profesores: ¡Al fin he comprendido las matemáticas! Y ha sido gracias a la nueva Ley de Educación. Os explico por si puedo ayudaros para el próximo curso. Veréis: los números primos son los hijos de mis tíos. Los números quebrados son los que tienen algún hueso roto. El número pi es un apellido catalán para ahorrar letras. Los números complejos son los que no tienen autoestima y necesitan un psicólogo, porque poseen una parte real y otra republicana, por eso son tan necesarios los números positivos, siempre tan optimistas. La regla de tres es para los problemas de pareja, lo mismo que el triángulo. El paralelepípedo es como se me pone la lengua cuando me mandan al paro. La campana de Gaus es la que toca un monaguillo. Para la igualdad de sexos: las matrices y los senos son cosas femeninas; lo mismo que la regla; el compás es para quien toca el piano. Las integrales son las veganas que sólo comen pan integral. El plano cartesiano es lo que lleva el cartero para repartir la correspondencia. Una periódica pura es una mujer en plena menstruación, y periódica mixta, cuando la menopausia. La trigonometría sirve para medir un grano de trigo. Los catetos son los de pueblo. Las raíces cuadradas, para cultivo en seto. El álgebra es un tipo de ginebra. En una ecuación cada miembro es muy importante si se eleva a la máxima potencia, se mete entre paréntesis y se saca reducido a la mínima expresión. Una serie numérica cumple el lenguaje no sexista: serio, seria, serie. El límite de una función es cuando acaba una obra de teatro. No es tanto por ciento, sino tonto por ciento. Descomposición en factores primos es si a un primo se le desarregla el vientre. El exaedro es una figura que excita. Dos rectas paralelas son para bobas. El cálculo de probabilidad es lo más probable para que no tarden en engañarnos. El cálculo puede ser renal, biliar, hepático… Y a quien Dios se la dé, don Pedro se la bendiga. Y hasta he comprendido por fin la fórmula de la teoría de la relatividad: E=m.c2, que son las iniciales de «emoción» elevada al cuadrado; y cómo enterarme del recibo de la luz. Pero lo que ya sí que he comprendido para siempre es el concepto de infinito, que es a lo que siempre tiende esta sucesión de tontos y de tontas.

**Escritor