El Gobierno de España ultima un anteproyecto de ley para la reforma y el impulso de la formación profesional con una dotación de 1.500 millones de euros, procedentes del Fondo Europeo de Recuperación, intentando responder más adecuadamente a las demandas sociales y empresariales. Hay una divergencia que no para de crecer entre la oferta académica y la demanda real que no para de transformarse. Los últimos informes de entidades empresariales constataban que solo el 22% de los contratos firmados era con graduados universitarios. Ni la reforma de Bolonia para la educación superior, ni esta propuesta prevista para la educación secundaria postobligatoria debe olvidar uno de los mayores riesgos del aprendizaje, que sea el mercado laboral quien condicione la política de educación, y no al revés, en una estrategia de largo plazo que vaya más allá de las coyunturas económicas del momento.

La relación automática entre universidad y trabajo se ha roto. En algunos casos los empleadores prefieren a alguien que no tenga un título porque les da la oportunidad de formarlo como quieren. Las grandes corporaciones llevan ya décadas creando sus propias universidades enfocadas en los conocimientos que buscan en los empleados, Disney, Apple, McDonald’s o General Motors, entre otros, cuentan desde hace años con sus universidades corporativas. Ese riesgo del utilitarismo como valor máximo puede hacer perder la esencia de la formación universitaria, en su caso, y, además, crear una total dependencia de cualquiera de los estudios a las decisiones de los consejos de administración de las multinacionales.

Con un paro juvenil de más del 37% y la velocidad de los cambios tecnológicos que crea una demanda continua de adquisición de nuevas habilidades se pone más de relieve que los sistemas educativos formales no siempre tienen la agilidad para responder a la necesidad de capacitación de las empresas. Pero ¿la capacitación y adquisición de conocimientos y habilidades debe responder solo a esta motivación?

La efectividad y el mayor retorno de la inversión son algunos de los resultados que no pueden relegarse en las inversiones educativas, sin olvidar que son solo parte del objetivo educativo a no ser que queramos importar el modelo creado hace más de 50 años en Illinois con la Universidad de la hamburguesa de McDonald’s. Una de las primeras universidades corporativas del mundo, y que se ha ido extendiendo, egresando trabajadores hiperespecializados pero no ciudadanos con habilidades para comprender por medio de la razón la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas, que es el conocimiento.

* Politóloga