Lo siento de nuevo, querida mía, pero esta vez no hay para ti pancartas ni estrados a los que subirse para brillar y perorar a costa de tu muerte y otra muerte. Esa vez no hay más garganta que la tuya para gritar que te morías y te has muerto y ya no queda nada hasta que otro te asesine. ¿Cuánto falta para esa nueva cita? ¿Un día, una semana? ¡Qué más da si ya ése te ha sentenciado en su tiniebla! ¡Qué más da! Esta vez has tenido la mala muerte de que el energúmeno te mate en vacaciones, cuando tu sangre, derramada hasta siempre, no es rentable para la palabrería, la fantochada, el histrionismo. ¡Qué bien se vive contra algo! ¡Qué bien se discursea tras la envoltura protectora de una ideología! Sí, esta vez no has tenido suerte: te han asesinado cuando la voz está de vacaciones. Esta vez no interesa tu muerte; hasta molesta en el jardín, en la hamaca, en la tumbona. ¿Quién se va a alarmar ahora, quién va a hacer aspavientos, alaracas, poses en la pantalla del televisor? Ya llegará septiembre y volveremos al traje de la hipocresía. Ahora no hay nadie; se han ido todos, todas, todes. Ahora es desagradable la noticia de tu asesinato. Porque esta vez, tú, a tus treinta y cinco años, arrojada a un estercolero, ya no eres noticia y tu muerte no es rentable. Lo siento mucho. Volveremos en septiembre a revisar el machismo en la Constitución, en el diccionario de la Real Academia, en los libros, en la Historia, pues de lo que se trata es de vivir cómodamente siempre, subirse a un estrado y otro estrado y otro estrado para ver quién declama la frase más feminista y así embadurnar la realidad de ideas maravillosas, y así dar la apariencia de que se hace algo. Pero a ti te seguirán asesinando cada día, en cada piso, en cada noche, en cada cama, porque en realidad siempre te siguen maltratando. Una mano, un silencio, un grito, otro grito ¡Y las que ahora mismo y luego de ahora mismo y mañana de ahora mismo estéis enterrándoos a vosotras mismas para seguir siendo enterradas en otro silencio, otra amenaza, otro cuchillo! ¿Quién hablará de ti? ¿Quién te recordará? ¿Quién dejará un suspiro como rosa entre las tumbas? Y en alguna repisa o en algún cajón habrá una foto, una niña, otra niña, una sonrisa, los zapatitos, unas pequeñas manos, un paisaje.

** Escritor