Naim Darrechi. Muchos desconocíamos de su existencia hasta hace unos días. No así los de su generación, adolescentes que no sobrepasan los 20 años y que gustan de seguirle, mirarle, escucharle, imitarle a través de su canal de internet. 26 millones de followers tiene este influencer y aspirante a cantante.

La polémica no saltó por su corte de pelo ni por un rompedor baile en Tik tok, sino por unas declaraciones peligrosas, posiblemente delictivas y censurables. Darrechi era entrevistado por otro youtuber sobre sus hábitos sexuales. No está mal que los jóvenes pierdan el miedo a hablar con naturalidad del sexo, sin tabús, que tengan acceso a información. Pero el problema llegó con lo que expresó que, lejos de ser un desacierto o un error mayúsculo, supone una temeridad y hay que rebatirla inmediatamente.

«No puedo, me cuesta mucho acabar con condón. Entonces nunca lo utilizo (…). Es raro que no haya dejado embarazada a ninguna, así que voy a empezar a acabar dentro siempre sin ningún tipo de problema». El interlocutor le pregunta entonces si «cuando acaba dentro, ellas no dicen nada», a lo que él responde: «Yo les digo que estén tranquilas, que soy estéril». Y ambos se ríen.

El revuelo que causó semejante barbaridad expresada por un joven de 19 años ya se lo pueden imaginar. Abuso, estafa, engaño, hasta indicio de delito detrás de esas declaraciones. Pero injusticia, sobre todo, hacia todas las chicas que deciden mantener relaciones con él pensando que se producen de igual a igual. Urdir semejante treta es egoísta. Pensarlo y verbalizarlo públicamente, intolerable. Ya no por el riesgo de dejar embarazada a alguien sin su consentimiento, sino por el de contagiarle una enfermedad venérea o infección de transmisión sexual.

Esta práctica tiene nombre. Se llama stealthing y consiste en quitarse el preservativo durante una relación sexual sin avisar a la pareja. En España ha habido sentencias al respecto. Una de ellas de cuatro años de prisión por abuso sexual y seis meses por un delito de lesiones al contagiar a la mujer de una enfermedad. Tomen nota aquellos indeseables que en algún momento se les pueda pasar una idea similar por la cabeza. Solo sí es sí.

Igualmente detestable es el comportamiento del otro youtuber con el que conversaba. La reacción a un disparate de estas dimensiones no puede ser la risa floja o la condescendencia. Debe ser el afeamiento, la rectificación y la pedagogía. El silencio no es una opción. Son jóvenes pero no ignorantes. Y no pueden concebir así las relaciones íntimas en 2021. Han pedido perdón. Está bien. Pero mejor sería que no tuvieran esos pensamientos.

* Periodista