Los regadíos de Fuente Palmera no hubieran fructificado jurídica y económicamente sin la ayuda y conocimientos de don Manuel Clavero Árévalo, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Sevilla en los primeros años de la década de los setenta del pasado siglo.

En Córdoba se le debe recordar en estos momentos, en que se ha recibido la noticia de su fallecimiento, porque fue excelente colaborador de la Diputación de Córdoba, institución impulsora de esos regadíos. Fuimos testigos de esa estrecha colaboración Práxedes Cañete Cruz, ingeniero de la Confederación Hidrográfica del Gualdaquivir, y yo, como diputado provincial en el área de economía.

Clavero Arévalo creó el Instituto de Desarrollo Regional de la Universidad de Sevilla, anticipo intelectual de un regionalismo de base científica del que surgieron varios promotores y actores en el ámbito político años más tarde en democracia.

Fue un buen hombre que defendió políticamente a nuestra Andalucía desde la presidencia del Partido Social Liberal Andaluz, formación política que se coaligó con otros partidos en la Unión de Centro Democrático.

Fue capaz de entusiasmar a muchos andaluces, especialmente en el valle del Guadalquivir y en Málaga.

En Córdoba le recordamos por su bondad, por su bien estructurada mente y el equilibrado modo de enfocar situaciones conflictivas.

Tuvo la valentía de dimitir como ministro para las Regiones en el gobierno de UCD cuando se debatía si Andalucía debería acceder a su autonomía por una vía lenta o por una vía rápida a una autonomía plena como vascos y catalanes.

Colaboré con él en el citado Instituto de Desarrollo y Regional. Estas palabras son el recuerdo grato para una persona equilibrada con capacidad de abordar situaciones paradójicas.

Pasó por esta vida haciendo el bien. Descanse en paz.

*Catedrático emérito de la Universidad de Córdoba