Hay gestos cotidianos que la gran mayoría realizamos todos los días varias veces y que para demasiadas personas sencillamente es una quimera, y es la de meter la llave en la cerradura de nuestro hogar y entrar en él. Las cifras están ahí: de media en muchos países Europeos el sinhogarismo ha aumentado un 20%. Sin embargo, el INE muestra que pese a que ha aumentado el 7,7% el número de centros para personas sin hogar, atienden a un 2,8% menos de persona. Está claro que la mayoría de los recursos están dirigidos a un modelo asistencialista que falla en su base. Por eso el 59% de las personas sin hogar en España no duerme en centros.

A las personas sin hogar se les aplica normalmente el «método de escalera»: si cumplen las exigencias que se les ponen puede ir subiendo muy cuesta arriba peldaño a peldaño a mayores niveles de asistencia hasta poder alcanzar una vivienda normalizada. Para la gran mayoría esto no funciona. Por lo que cada 6 días muere una persona en la calle en España y su esperanza de vida es 20 años menos. Hace 25 años en Estados Unidos se descubrió un método alternativo que realmente es una solución. Funciona especialmente bien con aquellos que están peor y ahorra muchos costes. Su nombre es ‘Housing first’, ya se aplica en casi todos los países europeos y RAIS Fundación lo ha aplicado por primera vez en España bajo el nombre de programa Hábitat. El programa de ‘Housing first’ de RAIS está dirigido a las personas sin hogar que están peor: llevan al menos 3 años durmiendo en la calle y tienen problemas de salud mental o adicción al alcohol o drogas -o tienen una discapacidad grave-. No es raro encontrar a quien dice que las personas sin hogar resistentes a ir a albergues quieren en realidad estar en la calle. Sin embargo, en el programa Hábitat sí aceptaron acceder a una vivienda y un año después el 100% continúa aún viviendo en esa vivienda. No es que los que están peor no quieran un alojamiento, sino poder tener uno digno.

*Mediador y coach