La Ley de Memoria Democrática propuesta por el Gobierno no es democrática. Escribo en Román paladino para que se me entienda. El Pleno del Consejo General del Poder Judicial ha aprobado un informe que la crítica sin ambages ya que ataca entre otras cosas la «libertad ideológica de expresión». Lo de Memoria Democrática me retrotrae a la primera vez que crucé el Muro y penetré en la República Democrática Alemana; sin duda alguna muy antidemocrática pese a la propaganda de los de allí y la de los corifeos de aquí, con la habitual la perversión del lenguaje. El anteproyecto de la Ley ideada y cocinada en la Moncloa ni siquiera tiene en cuenta lo aprobado en el Parlamento Europeo el 29 de septiembre de 2019: condenó los crímenes «del comunismo y nazismo». La Ley del Gobierno pretende que recordemos solo parte de la Historia debido a una clara motivación política. Insinuar que en la Guerra Civil sólo los muertos de una de las partes merecen el recuerdo, soslayando los de la otra, es una memoria incompleta y por lo tanto no democrática. En nuestra Guerra Civil, hablando ampliamente, todos fuimos perdedores. Pero no podemos olvidar quien perdió la contienda militar y por qué se pretende- Zapatero lo inició- reescribir lo que ya se cerró con la Transición. Al hacernos creer que en nuestra Guerra Civil sólo hay un culpable, olvidando la Historia, la Memoria del Gobierno comete una injusticia con el presente. Conviene recordar la Memoria Histórica Económica. El 21 de Julio de 1959 fue aprobado en consejo de ministros el Plan de Estabilización, lejano anticipo de la democracia actual.