Esta jugada del actual monarca alauita es mejor que la de la isla de Perejil, con la que casi se estrenó en el trono y en el desafío a España. También entonces había un disgusto del Reino de Marruecos relacionado con el Sahara y con la habitual reclamación de Ceuta y Melilla, cuya posesión continuada por España ronda los cuatro siglos. La broma del islote no salió como la de la Marcha Verde (aquello fueron palabras mayores), pues la Unión Europea se puso seria de inmediato, aunque requirió una operación de los tres ejércitos españoles que por suerte culminó sin sangre derramada. Dejaron Perejil vacío, y hasta hoy.

Ha habido otros momentos tensos, pero este suena a órdago. Nada más sencillo para Mohamed VI que abrir, como el que abre el grifo en casa, la tubería por la que se deslizarán miles de personas esperanzadas en encontrar en Europa la vida que en sus territorios se les niega. Así que no han hecho falta tropas armadas amenazando a la patrulla de la Guardia Civil como ocurrió en Perejil aquel 11 de julio del 2002. Esta vez la avanzadilla de ocupación es gente indefensa, medio desnuda y empapada, entre la que previamente hicieron correr la voz de que las fronteras se iban a relajar. Así lo contaba ayer la activista Helena Maleno, pero no era necesario que lo explicara, saltaba a la vista. Guardias fronterizos cruzados de manos, silencio del Gobierno marroquí nueve días después de haber avisado, tras conocerse que el secretario general del Frente Polisario (que no es una perla, a tenor de las causas que tiene pendientes) se recuperaba del covid en un hospital de Logroño, de que esto no iba a quedar así. Otra vez el Sahara Occidental, un conflicto que no hay forma de dejar congelado como querrían todos los gobiernos de España. El Ejército ya está en Ceuta, pero de momento lo que hace es contener a la avalancha de náufragos de la miseria y paliar su hipotermia con mantas. Se habla de crisis humanitaria, y pone los pelos de punta pensar en qué significan para este monarca su súbditos -que no ciudadanos- si los utiliza de esta manera. No es de extrañar que los vecinos de Ceuta tengan miedo, con miles de personas descontroladas por sus calles. La operación ha tenido su reproducción a pequeña escala en Melilla, al tiempo que una nube de pateras cruza el estrecho de Gibraltar. Ayer tarde se volvió a cerrar la frontera, pero España ya había recibido un «aviso» consistente en 8.000 seres vivos que van siendo repatriados. Pedro Sánchez ha viajado a Ceuta, lo que deja clara la gravedad de la situación. Esperemos que esto se cierre pronto y que la UE se tome en serio el problema humanitario y político. Ahora, la pregunta es qué ventaja sacará el rey de Marruecos.