Madrid eleva a los cielos a Ayuso, castiga al rincón de pensar al malote de Sánchez, despide de manera fulminante -eso sí, cobrando un buen despido- a Iglesias, frena los delirios de grandeza de Monasterio y aniquila sin paliativos a Edmundo Bal. ¡Qué vida esta!

No, no creo que sean exportables los resultados a otras comunidades porque Madrid es mucho Madrid y al mismo tiempo única y diferente. Es mezcla explosiva de hombres y mujeres llegados de cada rincón de España y de muchos del mundo que, sin pasado, solo desean construir futuro. Es mezcla de culturas, de razas y de pensamientos sin ataduras y es, sobre todo, locomotora de una economía que concentra el poder en letras mayúsculas. Ni mundo rural, ni provincias, ni historias propias que expiar. No, no es exportable.

Dicho esto hay que estar atentos al movimiento tectónico que se ha producido a nuestros pies y que puede cambiar la corteza política. La derecha ha ganado su sitio, ha desaparecido el centro que nunca tuvo cabida en este país y ha perdido la izquierda, dividida y fragmentada. Y lo seguirá haciendo si no es capaz de hacer sus tareas.

Me confieso bipartidista, un bipartidismo como el que siempre hubo en este país, imperfecto, con dos grandes partidos y una suerte de otros pequeños que como satélites giran en los polos para satisfacer los paladares más exigentes, pero sin ser determinantes.

La derecha ha cogido espacio, ha puesto en su sitio al de su derecha, aniquilado al de su izquierda y dado un pasito a ese lado.

Y ahora le toca al PSOE... o lo pagará. Debe distanciarse de los que han querido comérselo por la izquierda y una vez muerto el de su derecha, dar el pasito hacia ese lado. O gana el espacio que Cs deja de manera definitiva y se convierte en la izquierda moderada, alejada de esos predicamentos venezolanos que tanto ahuyentan los votos de la izquierda moderada, se aleja de los vividores populistas incoherentes y se olvida del discurso vacuo y feroz, o veremos a ver.

Miren, cuando aprieta la crisis la gente vota a la derecha y cuando llegan las vacas gordas, lo hacen a la izquierda para que se abra la mano en gastar en políticas sociales. Basta ya de campañas sucias, de palabras gruesas, de dividirnos en bloques para fraccionar una sociedad que lo que quiere es vivir en paz y progresar. Cada uno con sus ideas.

No cerrar los bares y los negocios nunca tuvo mayor recompensa en las urnas. Nacho Cano, rey del pop y ahora del marketing político que coronó a Ayuso. Casado, cuidadín, que si por el votante fuera, la pupila te devoraría hoy mismo. Tezanos, en dos palabras, vete ya.

* Abogada