Este padre desaparecido con dos hijas muy pequeñas en Tenerife, después de decirle a su exesposa que ya no va a volver a verlas, nos trae a la cabeza la memoria de Bretón. Un recuerdo horrible. Hay diferencias entre los casos, sobre todo que el padre que no acudió a entregar a las chiquillas a su madre ha desaparecido también. No querría ponerme en lo peor, e imagino una trama en la que este hombre, Tomás Antonio G., tiene un cómplice con una nave en la que previamente embarcó a las niñas, que luego hizo todo ese paripé de voy y vengo con bultos y maletas en el puerto de Marina Tenerife y después subió a su propio barco, zarpó y salió al encuentro de su colega, que lo recogió, dejando la lancha de T.A.G. a la deriva. Y, continuando con mi cuento, ya ha sido avistado y detenido, con sus hijas sanas y salvas. O simplemente, que este hombre dejó a la crías con un familiar para hacer sufrir a su mujer y a estas horas ya están con su madre. No quiero otro final que no sea feliz, pero han encontrado restos de sangre en la embarcación y una silla de bebé flotando en el agua. Sufro, como cualquiera, al pensar cómo acabará esta historia que parece rezumar maldad.