Las elecciones de Alemania en septiembre empiezan a suscitar expectación en la Unión Europea. La herencia de Ángela Merkel parece estar en manos adecuadas. Armin Lashe ha sido elegido candidato de la UCD/CSU para esas elecciones. Es partidario de una «Alemania europeísta». Oí esa misma expresión a Helmut Kohl. Markus Söder reconoció su derrota y se ha vuelto a su liderazgo de la CSU en Baviera. No es la primera vez que un dirigente de la CSU aspira a ser elegido canciller. Franz Josef Strauss, gracias a su dialéctica siempre mitinera en su feudo bávaro y su habilidad política para debilitar a Helmut Kohl, le valió ser elegido candidato de la CDU/CSU en las elecciones de 1980. Se enfrentó al candidato social demócrata Helmut Schmidt que era canciller desde 1974. Pero la vitalidad excesiva del sureño no pudo con la seriedad bien asentada del hanseático apoyado por el Partido Liberal. Helmut Schmidt destacó como senador de Interior en Hamburgo. Más tarde terminó de forjar su currículo político en Bonn, primero como ministro de Defensa, después ministro de Hacienda y ministro de Economía, hasta llegar a ser canciller. Viví profesionalmente aquel ascenso político y su categoría intelectual como editor del semanario Die Zeit. Comparo su manera de ascender hasta la cancillería con ese bagaje político, tan diferente a cómo se puede llegar en España hasta la Moncloa ya sea a la cúspide del poder ejecutivo o a un ministerio. El otro Helmut le presentó a Schmidt en 1982 una moción de censura que ganó. Convocó enseguida unas elecciones que también ganó. Kohl fue canciller hasta 1990.

* Periodista