Con las fiestas hay que tener mucho cuidado, mucho más de lo que parece, con o sin pandemia. Y eso vale para las fiestas que puedan surgir, para las que ya existen y para las que interesan conservar.

Verán: me quedo con una parte clave de los criterios de la Unesco para declarar un bien como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, esa que dice que el evento debe servir como elemento identitario, tiene que ‘hacer’ comunidad, ser referente de un grupo social y un motivo de confianza, de orgullo. Esta definición es lo que para mí más clara deja la entre una fiesta popular de un ‘fiestorro’. Y digo esto sin tener nada en contra de una buena juerga. Al contrario, como a cualquier hijo de vecino me encanta, pero ya digo que no tiene que ver con una fiesta tradicional, con la cultura ni con consolidar lazos sociales en la comunidad.

Y una vez identificado lo que es una celebración popular auténtica, insisto en que hay que tener cuidado con los inventos, que no hay nada que se consolide más rápido que una fiesta y ya vemos por ahí algunas chorradas que a poco que tenga gracia se te convierten en una tradición y, antes de darte cuenta acumulan decenas de ediciones. No sé, me viene a la memoria concursos por ahí como el de escupir huesos de aceituna o el de comer ortigas naturales, eventos ‘festivos’ a los que aún no le he cogido el aire.

Por eso hizo bien el alcalde, José María Bellido, en atajar la polémica que se estaba creando sobre una posible ‘feria de día’ en el centro, en los establecimientos de hostelería de la ciudad, como una alternativa a la Feria de Mayo en este segundo año de la pandemia. Primero, porque sanitariamente no dejaba de tener su riesgo, sobre todo en esta época de restricciones que van y vienen según se acuerda cada semana. Segundo, porque si fracasase iría en desmérito de la auténtica Feria de Mayo de todas las ediciones normales. Y tercero, y lo más peligroso, porque podría triunfar... Y algo me dice que en ese caso a Córdoba ya no le quita nadie en los próximos años ‘su’ Feria de Día y la gente no volvería más a El Arenal a lo largo de la jornada, quedando las carpas de El Arenal solo para el público joven en una especie de expo-discotecas.

En fin, que no hay que tener cuidado con las fiestas y, por ejemplo con la edición del Centenario del Concurso de Patios, del 3 al 16 de mayo, estar muy atentos a que no se forme ninguna aglomeración. Ya hay responsables y cuidadores de los Patios que aconsejan a los cordobeses que visiten estos recintos en los primeros días del certamen, porque con lo poco que se sabe de cómo será la situación después del 9 de mayo, fecha en la que acaba el estado de Alarma casi coincidiendo con el ecuador del Concurso Municipal, averigüe usted con lo que nos podemos encontrar.

*Periodista